Buenos días.
Siguiendo con el Quinto Mandamiento de la Ley de Dios: No matarás; en el aspecto de los pecados contra la vida corporal de las personas nos quedan tres pecados, que vamos a intentar hoy verlos.
El desafío o duelo, que es un combate entre dos o más personas que vienen a las manos, de forma premeditada.
El duelo es un crimen que comprende toda la malicia del suicidio y la del homicidio; es una transgresión cínica y grave de la moral, de los deberes para con Dios, con el prójimo, con la sociedad, y para con nosotros mismos, por lo que jamás tiene, ni puede tener, justificación cristiana, ni humana siquiera.
En cuanto al tema de las drogas, su consumo habitual sin prescripción médica es un gravísimo atentado contra la vida corporal, y en consecuencia contra el Quinto Mandamiento.
Asimismo, el tráfico o distribución ilegal de drogas (de traficantes, comerciantes, camellos, etc.), es una gravísima contribución a fomentar este delito contra la salud y la vida de las personas, estando, por tanto, comprendido y expresamente prohibido por este Quinto Mandamiento de la Ley de Dios.
Finalmente, en cuanto al alcoholismo, digamos que el abuso del alcohol daña la salud corporal y espiritual y es materia grave incluida en la Ley de Dios, en este Quinto Mandamiento.
La Palabra de Dios lo enseña de modo claro: “Quienes hacen tales cosas (embriaguez) no heredarán el Reino de Dios” (Gál 5,19-21).
San Juan Crisóstomo lo ratifica: “Donde está la embriaguez, está el diablo, porque el vino se nos da para alegrarnos, no para perder el decoro; para conservar la salud, no para dañarla; para reír, no para que se rían de nosotros; para templar la flaqueza del cuerpo, no para perder el vigor del alma”.
Como siempre digo, bueno es tomar un tiempo de reflexión para asegurar la propia adhesión a la doctrina católica, así como para ajustar los propios comportamientos o sentimientos.
Con fe y esperanza, reza al Señor Jesús, presente de forma continua y hasta el final de los Tiempos, la Parusía, en el Santísimo Sacramento del Altar, por todas las intenciones y necesidades de los Hermanos aquí congregados en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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