Reflexión 14 de Diciembre

Buenos días.
Hoy el calendario nos trae la Fiesta de San Juan de la Cruz, compañero de Santa Teresa de Jesús en la Reforma de la Orden Carmelitana.
Conocemos sus obras de gran altura espiritual y mística que tanto ayudan a centrar la vida en lo esencial de la fe cristiana: la Caridad y la Oración.
Mostrando con dulce resolución los caminos que debe seguir el alma para alcanzar las cumbres de la espiritualidad, dice algo que bien merece la pena pensar un ratillo: “Bienaventurado el que, dejando aparte su gusto e inclinación, mira las cosas en razón y justicia para hacerlas”.
Es un tanto difícil saber dejar los propios gustos e inclinaciones a la hora actuar, pues los egoísmos personales suelen jugar malas pasadas, así como condicionar bastante el resultado de las actuaciones, ya que en definitiva la razón y no digamos la justicia, exigen no pocas veces la negación de sí mismo, para que se pueda imponer el mejor camino que venga a resolver satisfactoriamente el asunto de que se trate.
Resulta curioso que disponiendo la persona de la facultad de usar la razón para hacer frente a los desafíos de la vida, lo que la hace superior en la creación y particularmente en el reino animal, abandone su capacidad de discurrir para mejor hacer y resolver todo aquello, que abandonado en sus propios gustos e inclinaciones no le llevará sino al fracaso o a la frustración cuando menos.
Pensar, discurrir, pero siempre para hacer el bien en el ejercicio de la justicia, virtud que a veces se muestra muy ausente en las personas, pues parece que quien tiene que obrar con justicia siempre es la otra persona y no uno mismo.
Ejercitarse en la Caridad es muchas veces cuestión de justicia también, por ello te pido que reces hoy a la Madre Santísima por todas las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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