Reflexión 23 de Diciembre

Buenos días.
En cierta ocasión leí que “La Navidad no es un momento ni una estación, sino un estado de ánimo”, lo que me hizo pararme a pensar un poco para ver el alcance de la frase, y ciertamente creo que es verdad.
Sabemos que el estado de ánimo es cambiante según la situación o el momento que se está viviendo, pero cuando hay un motivo fuerte que origina ese estado de ánimo, como es el caso de la Navidad, no parece que éste tenga que ser ni triste, ni pesimista, ni mucho menos catastrofista.
Ahora bien, ya el año pasado y particularmente éste, parece que las circunstancias originadas por la pandemia no ayudan para nada a la serenidad y la paz que también han de envolver estas fiestas navideñas.
Y una vez más habrá que volver a reflexionar sobre qué es realmente este azote del Covid19, que lejos de erradicarse vuelve y vuelve, una y otra vez, mientras la sociedad se marea con tantas contradicciones que se le marcan para vivir con tales o cuales obligaciones, restricciones, etc., pero sin que haya un verdadero movimiento de conversión general para arrancar de Dios la solución.
¿Cuándo se enterará el ser humano que no todo el poder está en sus manos?
¿Cuándo comprenderá que lo que él no puede lo ha de pedir y esperar de Dios Padre Todopoderoso?
¿Y cuándo entenderá que el poder de las tinieblas lo único que quiere es romper toda armonía, unidad y paz, como es lo que necesita la persona, la familia, en estas Fiestas en torno al Niño que nace en Belén?
Busquemos y demos todas las explicaciones que se quieran, pero al final: ¿Luz o tinieblas? ¿Unidad o división? ¿Paz o disensiones?
Trabajemos en la medida que cada cual pueda para sobreponernos a esta tiranía del Covid19 y de los que parece que no lo administran adecuadamente y como sería de desear, pero sobre todo intentemos alcanzar del Niño Jesús, que se nos muestra pobre en la cueva de Belén, pero que es ‘grande y poderoso’, ‘clemente y misericordioso’, que nos libere finalmente de esta gran pesadilla que tanto daño está haciendo en la salud física, pero también en la salud mental y demás variables necesarias para llevar una vida digna y sin sobresaltos.
Pero también hoy urge que reces a la Señora de la Esperanza, en favor de todas las necesidades materiales y espirituales de los Hermanos que aquí no encontramos en torno a Ella. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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