Reflexión 6 de Diciembre

Buenos días.
Decía Séneca que “La virtud que se adorna y alaba ya tiene un defecto”, algo que resulta un tanto frecuente en la convivencia de las personas.
Es curiosa la necesidad que muestran algunas personas de ponderar aquello que hacen, buscando el reconocimiento de los otros sea con el interés que sea.
Las personas ya exteriorizan de una u otra forma lo que llevan dentro, pues aunque intenten disimular, más pronto que tarde se pondrá en claro lo que son, lo que tienen y lo que buscan.
Quien en verdad vive, con sus virtudes y sus defectos, una vida sencilla, humilde, pobre…, no necesita poner ningún ‘adorno’ ni forzar ‘alabanza’ alguna, pues su propio comportamiento natural expresará la verdad de su corazón que será el que merezca el reconocimiento ajeno.
Cuando se vive en una realidad de únicamente ‘aparentar’, de forzar los argumentos para que aparezcan unas virtudes que en realidad no existen, cuando se pretende manejar o manipular al otro desde la media verdad, que siempre será peor que la mentira, estamos ante, cuando menos, la carcoma en las personas, por no decir la ruina moral.
Es esta una cuestión que debía preocupar a todos, en principio para discernir, como siempre, la propia realidad personal por si se debe corregir algún aspecto; después para ayudar a aquellos que estén cerca con estas debilidades tan nocivas para la persona, y, finalmente, evitar caer en la manipulación que puedan ejercer esas personas, que cualquier cosa que hacen la adornan y la alaban, como decía Seneca, buscando el favor de los otros mediante el fraude que supone esconder la verdad detrás de unas imágenes que son simple apariencia.
Merece dedicar un poco de tiempo a reflexionar con atención como anda cada uno de eso que se llama vanidad o presunción, para evitar los rasgos de mentira y falsedad que llevan consigo.
La persona necesita acudir de continuo a Dios pidiéndole su Gracia para tantas cosas que se necesitan. Es por ello por lo que cada día, hoy también, te pido que reces al buen Padre Dios por las necesidades de todos los Hermanos, que aquí nos volvemos a encontrar en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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