Reflexión 9 de Noviembre

Buenos días.
Celebramos hoy la fiesta de Santa Isabel de la Trinidad, monja carmelita descalza, que pudo y supo vivir una vida en perfecta sintonía con el nombre que le habían puesto en el convento.
Su disposición a vivir en completa dependencia de la Santísima Trinidad le llevó a tener tal grado de identificación con Ella, que en los pocos años que vivió en el convento, pues murió joven, con 26 años y 5 años de vida religiosa, pudo expresar sus experiencias místicas en abundante bibliografía a pesar del poco tiempo que dispuso.
Profundizar en el gran Misterio de nuestra Fe católica, cual es el de la Santísima Trinidad, es una de las mejores tareas que podemos tener, pues tanto la perfecta comunión de Amor que hay entre las tres Personas que la componen, como lo que cada una de Ellas nos procuran para el desarrollo y desenvolvimiento de la propia vida, son de altísimo valor para tenerlo en cuenta.
Hablamos de Dios Padre, Creador del mundo y Señor de la vida y de la muerte; de Dios Hijo, Redentor y Salvador nuestro; de Dios Espíritu Santo, que nos alienta y guía para que podamos cumplir la Voluntad de Dios y seguir los caminos que nos preparó el Señor Jesús.
Mejor que mis palabras os ofrezco una oración de Santa Isabel de la Trinidad:
“Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos
en la profundidad de tu Misterio.
Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo.
Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas
a tu acción creadora. Amén”
Si así fuera, qué fácil sería vivir esta Jornada terrenal.
Recemos ya, a la Santísima Trinidad: “Gloria al Padre,  al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos”, por todas las necesidades de los Hermanos, poniendo como intercesora a Santa Isabel de la Trinidad. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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