Reflexión 7 de Noviembre

Buenos días en el Día del Señor.
En este domingo de la semana XXXII del Tiempo Ordinario, la Santa Iglesia reza así, que los fieles la ratifican y hacen suya con el ‘Amén’: “Dios omnipotente y misericordioso, aparta de nosotros todos los males, para que, bien dispuesto nuestro cuerpo y nuestro espíritu, podamos libremente cumplir tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo”.
“Podamos libremente cumplir tu voluntad”, esta es la clave principal para vivir responsablemente el propio Bautismo e ir haciendo el camino de la vida en la exigencia que se nos pide para ir con seguridad al cielo.
Ya comentamos días pasados que no era tan difícil atender y vivir según la voluntad de Dios, pues en definitiva es tan sencillo como atender a los deberes morales y sociales que nos piden los Mandamientos de la Ley de Dios y todo lo que de ellos se deriva.
Cierto es que para mantener el cumplimiento de la Ley de Dios en todo el devenir de cada día, se necesitará vivir fielmente los deberes propios en todos los aspectos, para lo que a su vez se necesitará mantener viva la vida de oración personal.
Que no falte cada día ese rato de encuentro íntimo y personal con Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, en el que se muestre el deseo grande de adorarle, amarle y mantener el dialogo sencillo y humilde con todas las inquietudes y preocupaciones que se tengan y se quieran compartir con Él.
Para mantener viva la voluntad de Dios y poder seguirla lo mejor posible, no se puede olvidar los Sacramentos, recordar y actualizar los recibidos: Bautismo, Confirmación, Matrimonio y Orden, según los estados personales, así como frecuentar la Confesión y la Sagrada Comunión, aparte de recibir la Unción de Enfermos cuando se requiera por la necesidad de la edad o de la enfermedad.
Seguir al Señor Jesucristo con la alegría de la vida cristiana no es nada difícil, únicamente habrá que mantener atención a todo lo que es el infinito Amor que Dios tiene a cada uno y procurarse también la ayuda de la Virgen Santísima y de San José, que en la Providencia Divina fueron los padres de Jesús, nuestro Redentor y Salvador.
Os deseo de corazón que este domingo sea una nueva ocasión de ese ‘encuentro personal’ con el Señor, para que puedas renovar tu Fe, tu Esperanza y tu Caridad, que te proporcione la fuerza necesaria para que puedas seguir el camino hacia la Patria Celestial, donde sabes que te están esperando.
Pero no olvides de dedicar un poquito tiempo a rezar al Señor Jesucristo Resucitado, en favor de todas las necesidades de los Hermanos que volvemos a encontrarnos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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