Reflexión 22 de Noviembre

Buenos días.
Siempre es bueno escuchar y pensar un poco de aquello que nos han legado los antepasados, máxime cuando se trata de personas insignes como Francisco de Quevedo. 
En este pensamiento: “El mayor despeñadero, la confianza”, muestra la cara menos agradable de lo que significa la ‘confianza’, que es cuando la persona pone todo el acento en sus posibilidades, que las cree casi insuperables por nada ni por nadie.
Sin duda la persona debe confiar en sí misma, pero conociendo perfectamente cuáles son los límites de las capacidades que tiene, para poder actuar con la prudencia que le librará de no precipitarse en el vacío del fracaso o de la ridiculez.
Pero la confianza también es saber esperar en aquella persona que con seguridad no te va a fallar en ningún aspecto de las propias necesidades. En este sentido sí que es muy importante ejercitar la confianza.
Sin duda, la Fe lleva a la persona a conocer lo que es verdaderamente confiar con seguridad de éxito en Aquel que nunca va a fallar, porque es el AMOR desinteresado que se entrega totalmente al hombre, cuando éste se sabe abandonar en su providencia amorosa y misericordiosa.
Bien estará reflexionar un poco en la calidad de la propia confianza, para ver hasta dónde llega en una y otra dirección: la confianza en sí mismo y la confianza en Dios nuestro Padre o en las personas que le pueden merecer esta seguridad.
Te pido como cada día que reces a este Padre de las misericordias, al menos un padrenuestro, por todas las necesidades de los Hermanos que aquí volvemos a encontrarnos en María, nuestras Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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