Reflexión 12 de Noviembre

Buenos días.
Muy unida a la condición humana suele haber una muy mala consejera, cual es la ambición en el sentido más amplio del término, agravada por una sociedad de consumo en la que las personas se sienten impulsadas a querer tener, casi por la simple ‘ambición’ de tener.
Claro que la ambición es cuando menos una seria imperfección en la vida moral de la persona, y no digamos cuando alcanza niveles en los que entran otros pecados, como puede ser la envidia, el orgullo, la rivalidad, etc.
La pasión, propia también de la condición humana, no se la puede dejar que arrastre hasta el deseo ardiente y desordenado de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama, de la forma vehemente con que se llegan a desear.
Publio Siro, escritor de la antigua Roma, dijo: “El que persigue dos liebres no coge ninguna”, retrato exacto de tantas actitudes personales que ambicionan de tal forma desordenada, que al fin no alcanzan ninguna de las cosas que ambicionan, o las logran a un alto precio moral y social.
Revisemos si está el propio corazón herido de una ambición ilícita que no nos deje caminar hacia el encuentro con nuestro buen Padre Dios.
Y en este día penitencial, reza, por favor, al Señor Jesús Crucificado para que bendiga y socorra todas las necesidades de los Hermanos que volvemos a encontrarnos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN. 
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es