Reflexión 16 de Noviembre

Buenos días.
Siguiendo con el 5º Mandamiento: No matarás, vamos a considerar dos gravísimos pecados que están muy de actualidad en nuestra sociedad, que además de tener la significación personal de quienes los cometen, también se han convertido en pecados sociales al ir asumiéndolos con cierta naturalidad por parte de gran parte de la sociedad.
En primer lugar veamos el aborto. En todos los casos de aborto voluntario se comete un grave homicidio; el Concilio Vaticano II llama al aborto y al infanticidio “críme­nes abominables” (GS 51).
No considera la Iglesia distinción alguna entre las diferentes clases de aborto y entre el momento en que se produce la interrupción voluntaria y provocada del embarazo (cf. Catecismo 2274)
Siempre que se provoque el aborto, se comete un atentado contra el Quinto Mandamiento.
En este gravísimo delito moral incurren los padres, los médicos, enfermeras, asesores y quienes intervengan directa o indirectamente en la consumación del mismo, de forma que todos los que procuran el aborto, con eficacia, incurren en excomunión automática según el canon 1398 del Código de Derecho Canónico, lo que les priva totalmente de la Gracia de Dios.
El otro pecado al que me refiero al comienzo, es la eutanasia que consiste en acortar la vida de una persona anciana o enferma, administrándole medicamentos que provoquen o aceleren el momento de la muerte.
No se debe confundir la eutanasia con los cuidados paliativos, que se administran para mejorar la calidad de vida de los pacientes que tienen una enfermedad grave o potencialmente mortal.
Al enfermo que sufre se le pueden administrar calmantes (drogas o medicinas), según la intensidad de su dolor, aunque ello pueda indi­rectamente acortarle algo la vida.
Lógicamente será conveniente que antes de entrar el enfermo en un estado incons­ciente o de coma, reciba los sacramentos y la asistencia espiritual.
Hoy la meditación nos invita a la reflexión sobre estas dos realidades tan presentes en nuestra sociedad, de las que siempre conviene tener las posturas muy definidas, pues no es tan difícil encontrarse en situaciones ante las que uno se debe manifestar e incluso actuar.
Hemos dicho ya en diferentes ocasiones lo importante que es tener una conciencia recta y bien formada, con la que poder hacer frente a la 'cultura de la muerte', que se manifiesta en el 'pensamiento dominante' y que alienta y favorece de una forma directa, tanto el aborto como la eutanasia.
Te ruego ya que reces a Dios Todopoderoso, por todas las necesidades y dificultades que tengan los Hermanos, que volvemos a encontrarnos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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