Reflexión 14 de Noviembre

Buenos días en el Día del Señor.
Siempre debemos atender y escuchar la Palabra de Dios, pero las lecturas que en estos días no va ofreciendo la Iglesia son muy importantes en sí mismas, máxime si tenemos en cuenta todos los acontecimientos en los que nos encontramos inmersos.
Lo primero que quiero destacar de la Sagrada Liturgia de este penúltimo domingo del Año Litúrgico es la oración colecta, que dice: “Señor, Dios nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio porque en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y verdadero. Por nuestro Señor Jesucristo”.
Qué hermosa petición: ‘concédenos vivir siempre alegres en tu servicio’; sabemos que la alegría es fruto del Espíritu Santo, que se asegura siempre cuando la Paz de Dios está en los corazones, por la vida de la Gracia.
Y mantenerse en el ‘servicio divino’ no es otra cosa que anticipar, con y en las limitaciones propias de la condición humana, la presencia del Reino de Dios, en el que cuando lleguemos no haremos otra cosa que servir a Dios en su Gloria.
En las lecturas que se proclaman en la Santa Misa hay referencias a los ‘últimos tiempos’ que bien convendría considerar, pues no hay duda que las circunstancias actuales ayudan a comprenderlas mejor, pero me quedo en la última frase del evangelio Mc 13,24-32: “En cuanto al día y a la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre”, lo cual es una buena invitación a que vivamos ese otro consejo evangelio en el que el Señor Jesucristo ha repetido insistentemente: “Velad, velad y orad…”, pero más concretamente en Mt 24,44 nos dice: “Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”.
Dediquemos el tiempo de oración de este Día del Señor para reflexionar, para poder ajustar nuestra vida a la voluntad de Dios y así también enseñarlo a los otros.
Sin dejar de rezar, con fe y esperanza, al Señor Resucitado por las necesidades de los Hermanos convocados aquí en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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