Reflexión 4 de Noviembre

Buenos días.
Si alguien preguntara que se ha de hacer para llevar una vida justa a los ojos de Dios, se le podría contestar de una forma tan sencilla como, cumpliendo su santa Voluntad.
La Voluntad de Dios se manifiesta en varios aspectos a tener en cuenta:
Llevando la vida bajo el signo de las Virtudes Teologales: Fe, Esperanza y Caridad.
Cumpliendo sus Mandamientos.
Viviendo los deberes del estado que se tenga, así como todo lo que el Señor quiera inspirar a través de la lectura y la escucha de su Palabra.
Vivir según la Voluntad de Dios es algo más sencillo que lo que se cree, porque el problema aparece cuando se tienen hábitos, costumbres, comportamientos, que resultan ser nocivos, que incluso no se quisieran tener pero que se han metido en el corazón de la persona y aunque en muchos caos la trastorna, se mantiene en ellos.
Es muy importante seguir, de la mano de nuestra Iglesia Católica, la vida según las Verdades de la Fe y de todos los demás medios que ella nos marca, nos enseña y nos ofrece.
Durante varias meditaciones fuimos considerando el Primer Mandamiento de la Ley de Dios, hoy vamos a comenzar el recuerdo y la revisión en el propio corazón del Quinto Mandamiento de la Ley de Dios, que la doctrina católica lo formula como “No matarás”.
Este Mandamiento nos manda querer bien a todos, así como perdonar a nuestros enemigos.
También exige respetar la vida corporal y espiritual, tanto la propia como la del prójimo en obra, palabra o deseo.
Enunciemos hoy simplemente los pecados que se pueden cometer contra la vida corporal y contra la vida espiritual.
Contra la vida corporal son: Homicidio, Aborto, Eutanasia, Suicidio, Heridas, Sedición, Terrorismo, Desafío o duelo, Drogas, Embriaguez.
Contra la vida espiritual son: Escándalo, Maldición, Insulto.
Como hicimos anteriormente, iremos desgranando uno a uno para ver con claridad lo que se pide al fiel cristiano en orden a este Quinto Mandamiento: “No matarás”.
Ya te pido que reces al Señor Jesús Sacramentado, para que venga en ayuda de todas las intenciones y necesidades de todos los Hermanos que nos encontramos aquí cada día, en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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