Reflexión 9 de Octubre

Buenos días.
¡Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre!, dice una de las invocaciones de la breve letanía que se recita cuando se procede a la Reserva del Santísimo Sacramento expuesto en la Custodia.
Ciertamente el Nombre de María tiene, no solo un profundo sentido, sino una fuerza poderosa para sostener a quien lo pronuncia con respeto, con confianza y con la seguridad de que ante él retroceden todas las fuerzas diabólicas que puedan estar hostigando.
Acostumbrados a la familiaridad con que se trata a la Santísima Virgen, y también por no haber sido enseñados de la gran importancia que tiene pronunciar el nombre de María, quizás no habremos aprendido a pronunciar este Santísimo Nombre.
Decir ‘María’ en la relación filio maternal con la Virgen, tiene una importancia extraordinaria y un gran sentido para la persona que la ha aceptado como Madre, una vez que el Señor Jesucristo nos la entregó como tal en el Calvario.
Y si además la ha reconocido como su Guía, según la invocación con la que se la venera en Mater Christi: María, nuestra Madre y nuestra Guía, entonces pronunciar simplemente su nombre ya representa todo lo que es para cualquier persona que así la ha acogido en su vida.
En el combate espiritual decir: ¡María!, ya es en sí mismo todo lo que supone acogerse a Ella, a su protección, a su maternidad en definitiva.
Te invito a que compruebes la fuerza que tiene el Nombre de la Virgen Santísima, y así puedas confirmar que invocarla diciendo sencillamente ‘María’, puedes alcanzar todo cuanto necesites para salir siempre airoso en las batallas o escaramuzas que te tienda en enemigo.
Interioriza bien todo lo que representa el Nombre de María, que recopila todo lo que fue, es y será en la Historia de la Salvación, en favor de la redención y salvación de todos los hombres.
Hoy reza a María, para que venga en ayuda de todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos en torno a Ella. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es