Reflexión 24 de Octubre

Buenos días en el Día del Señor.
A veces las carreras de la vida y las precipitaciones con las que se afrontan las cosas, hace que no se atiendan con el cuidado debido los detalles, que son, en definitiva, los que engrandecen las relaciones interpersonales y las mismas cosas que las rodean.
Ello lleva a admitir fallos y defectos pequeños, que lejos de no tener importancia llevan a la persona a una imperfección llamativa.
Dice el Kempis que: “El que no evita los defectos pequeños, poco a poco cae en los grandes”. Es una afirmación que bien merecería la pena comprobarla en sí mismo, para poder entender un poco mejor la propia personalidad y lo que uno puede ofrecer en la convivencia con los otros.
Resulta lastimoso que una persona llegue a ignorar sus defectos, sus fallos y todo lo que ello comporta para el desarrollo de la propia vida. No puede la persona tener buen gobierno de la propia vida, si ésta está colmada de defectos e imperfecciones que ejercita hasta sin darse cuenta.
El buen gobierno en la persona de su propia vida, necesita una vida moral sana que gestionará perfectamente todo su ser: sentimientos, pensamientos, deseos, lenguaje…
Trabajando en ser fieles en buscar siempre el Reino de Dios y su justicia (Mt 6,33), vivamos este Día del Señor en el servicio divino y aguardemos la Venida del Señor con tofo lo que ello representa.
Las necesidades de los Hermanos, y particularmente las que más agobian, piden tu oración al Señor Jesucristo Resucitado: no les defraudes. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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