Reflexión 9 de Septiembre

Buenos días.
La vuelta a lo cotidiano, al trabajo, a los colegios primero y luego a los institutos y a la universidad, van tensionando las diferentes situaciones familiares y personales, dada la dura situación en la que nos encontramos.
Se presentan contratiempos que no se esperaban y que se han de superar, porque el ritmo de la vida no se detiene.
Cuando esto ocurre se torna todo más difícil y según qué, se puede llegar a presentar como algo insalvable, pero es el momento de vivir lo que un cristiano lleva muy dentro en razón de su propio Bautismo, cual es la Esperanza; debe saber que cuenta con la ayuda de Dios siempre, aunque parezca a todas luces lo contrario.
A veces se puede entender que los católicos no sabemos tener vivas las virtudes teologales recibidas en el Bautismo, y, así, según se presentan qué situaciones o cosas, se flaquea en la Fe, perdiendo la firmeza que tiene en sí misma para seguir el camino en la ilusión propia que ofrece el tener que superar y vivir el día a día; o el desánimo lleva a borrar la Esperanza porque todo parece que se cierra; o los desamores y desencuentros que tantas veces dejan tristemente inerte la Caridad.
Con lo que nos ofrece nuestra Profesión de Fe y a la vez lo que nos demanda, vamos a buscar en este nuevo curso, en este nuevo tiempo de gracia, todo lo que ayuda a construir la mejor convivencia y solventar cualquier obstáculo que pretenda paralizarnos o, lo que es peor, desesperanzarnos.
En María, nuestra Madre y nuestra Guía, está nuestra ayuda; su maternal solicitud está al punto en cuanto a Ella recurramos. Vamos pues a pedirla que nos asista y proteja junto a cada uno de los Hermanos que hoy nos volvemos a encontrar aquí en Ella. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es