Reflexión 25 de Septiembre

Buenos días en el Día del Señor.
Un domingo más la Palabra de Dios que se proclama este día en la Santa Misa interpela fuertemente.
En esta ocasión traigo el texto del Evangelio que es del capítulo 9 de San Marcos.
El apóstol Juan le dice a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros”, a lo que Jesús respondió: “No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Y el que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar.
Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la “gehenna”, al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te hace pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la “gehenna.”
Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la “gehenna”, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”.
Como no hay espacio para poner de relieve cada una de las ideas del texto solo dos puntos:
“El que escandalice a uno de esos pequeñuelos…” ¿Quiénes son ‘esos pequeñuelos’? ¿Sólo niños? ¿O también gentes sencillas, humildes, ignorantes, digamos espirituales, etc.? Reflexionemos que la cosa es seria.
El otro punto, después de decir: “Si tu mano te induce a pecar, córtatela…”, “Y, si tu pie te hace pecar, córtatelo…”, “Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo…”, concluye diciendo de la gehena, o sea del infierno, que es “donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”.
Creo que bien merece meditarlo en medio de este mundo que ni teme a Dios, ni quiere enfrentarse con su propia realidad personal, ni con la verdad que está ahí, que apremia como lo hizo siempre, pero que a los contemporáneos nos interesa este momento de la historia tan polarizado por las fuerzas del mal, aunque no se quiera ver ni entender, que ese es precisamente su gran éxito: que se le ignore, para no hacerle frente, ni tan siquiera considerarlo. ¡Qué pobres gentes somos, que tanto nos cuesta entender la fuerte llamada a la CONVERSIÓN!
Tú, ahora, por favor, reza al Señor Resucitado, como cada domingo, por las necesidades de todos los Hermanos aquí reunidos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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