Reflexión 19 de Septiembre

Buenos días en el Día del Señor.
La Palabra de Dios siempre ofrece una Luz para el caminar personal, asi como la orientación que conviene dar a la propia vida para avanzar en la senda acertada.
En el Día del Señor siempre es conveniente que más allá de la atención que prestemos en la Celebración de la Santa Misa, le dediquemos un tiempo a la reflexionar la Palabra proclamada.
Hoy la segunda lectura es de la carta del apóstol Santiago 3, 16-4, 3, que dice:
“Queridos hermanos: Donde hay envidia y rivalidad, hay turbulencias y todo tipo de malas acciones.
En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera.
El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz.
¿De dónde proceden los conflictos y las luchas que se dan entre vosotros? ¿No es precisamente de esos deseos de placer que pugnan dentro de vosotros? Ambicionáis y no tenéis; asesináis y envidiáis y no podéis conseguir nada, lucháis y os hacéis la guerra, y no obtenéis porque no pedís.
Pedís y no recibís, porque pedís mal, con la intención de satisfacer vuestras pasiones”.
Más allá de lo que cada uno pueda extraer de su propia meditación, me permito comentar alguna de las ideas. Comienza diciendo que la envidia conlleva a la rivalidad y sus duras consecuencias.
Cuánto hay que vigilar este tema de la envidia, que se cuela tantas veces sin casi darse uno cuenta.
El cántico que hace a continuación de la ‘sabiduría que viene de lo alto’, es muy rico en sus conceptos y sus contenidos, que merece leer y releer para captar bien su esencia y buscarla.
Finalmente hay unas preguntas muy directas para que identifiquemos las luchas y conflictos que se dan entre las personas, para hacernos un reproche que sí que nos lleva a un profundo interrogante personal: “Pedís y no recibís, porque pedís mal, con la intención de satisfacer vuestras pasiones”.
Ojalá que en la Palabra de Dios que nos ofrece hoy la Iglesia, encontremos todos los elementos que necesitamos para dar un paso firme al frente en el camino de la conversión.
Uno se pregunta con alguna frecuencia: ¿Qué pasará como nuestro mundo, nuestra sociedad, no se vuelva pronto a Dios, no se convierta de sus caminos tan equivocados, fuera del Amor de Dios?
Por favor, no dejes de hacer una oración a Cristo Resucitado para que su Gracia venga en ayuda de todas las necesidades de los Hermanos, que aquí nos encontramos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es