Reflexión 27 de Septiembre

Buenos días.
Es un tanto difícil de entender que el fracaso pueda ser, a veces, más fructífero que el éxito, pero dependerá de situaciones, actitudes y otras circunstancias.
Lo que sí es cierto, si nos dejamos iluminar por la Palabra de Dios, es que “a los que aman a Dios todo les sirve para el bien” (Rom 8,28), por lo que si aceptamos esta afirmación de San Pablo, no resultará nada negativo en la vida.
Para aceptar lo que dice el Apóstol hay que tener bien claras las claves, pues es por donde se suele fallar a la hora de dejar que la Palabra de Dios sea camino para la propia vida, o tan siquiera se la deje iluminar la situación concreta que se trate.
Todo, también el fracaso, le servirá para bien a la persona cuando ésta ame a Dios, porque amar a Dios supone que todo está supeditado a su voluntad, a su querer, a su providencia, a…., lo que quieras agregar.
Lo venimos viendo con las muchas meditaciones que ya le hemos dedicado al Primer Mandamiento: Amar a Dios sobre todas las cosas.
No podemos olvidar que la persona tiene la gran limitación propia de su naturaleza humana, que no puede ver más allá de lo que tiene ante sí, por lo que nunca sabe ni lo que va a pasar al minuto, a la hora siguiente del que está viviendo, ni mucho menos proyectando la cosa en los días, semanas o meses venideros.
Por tanto, si verdaderamente se ama a Dios, Él sí sabe lo que va a pasar y lo que mejor conviene, aunque al presente se manifieste como fracaso lo que se tenga entre manos, por ello ya es fácil entender que el fracaso pudiera ser ‘más fructífero que el éxito’.
¡Cuánta necesidad tenemos de conocer bien la Palabra de Dios!
¡Qué importante será dejarse iluminar por ella, para proyectarla convenientemente en las situaciones concretas!
Y no es tan difícil, solamente unos minutos cada día para abrir la Biblia: leer y escuchar.
En todo caso, graba en el corazón y en la memoria el texto de Romanos 8,28 que hemos citado más arriba, te podrá resolver situaciones que te resultan en principio difíciles, complicadas o inasumibles.
Y ahora ya, reza a Dios Padre, aunque solo sea un padrenuestro, por todas las intenciones y necesidades de los Hermanos, que aquí volvemos a encontrarnos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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