Reflexión 28 de Septiembre

Buenos días.
Resulta muy interesante abordar un nuevo grupo de los pecados que se pueden cometer dentro del Primer Mandamiento de la Ley de Dios, como los pecados de simonía.
En una definición rápida y concisa diremos que el pecado de simonía los cometen quienes trafican con las cosas sagradas.
Aquí habrá que distinguir los que trafican con bienes materiales, o sea comprando o vendiendo por dinero: sacramentos, sacramentales, imágenes robadas que han estado destinadas a la veneración de los fieles, con los que utilizan los bienes espirituales, como puede ser el culto, sacramentos, sacramentales, etc., para sus propios intereses públicos, sean del tipo que sean.
Los que se dirigen por aquel dicho popular que “el fin justifica los medios”, son capaces de incurrir en los errores o pecados que sean necesarios para conseguir el objetivo planteado.
Lo cual es caer en una trampa que acabará teniendo un coste muy alto, incluso humanamente, pues nunca el hombre puede reírse de Dios, aunque sea implícitamente.
Que el Espíritu Santo nos asista con su Luz, para comprender bien lo que es vivir en la pureza de corazón y en la rectitud de conciencia, para que nunca caigamos en este grave pecado de simonía, y si así hubiera sido, que el arrepentimiento sea haga manifiesto acudiendo lo antes posible al sacramento de la confesión.
Las necesidades de todos los Hermanos necesitan hoy también tu sencilla oración, que con Fe y Esperanza, pueda alcanzar de la Santísima Virgen su poderosa intercesión para su mejor solución. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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