Reflexión 22 de Septiembre

Buenos días.
El pasado día 13 de septiembre hemos comentado cómo los triunfos aparecen cuando la persona se 'ha decidido a comenzar', pero también es el caso de los fracasos, pues no siempre salen las cosas como se las tenía proyectadas.
Ahora bien, la incógnita está en porqué se fracasa, pues no es fácil admitir que nadie inicie un proyecto para que el fracaso sea el resultado del trabajo realizado.
Parece evidente que las causas pueden ser muy variadas, que en un momento dado se entrelazan y aparece el fantasma del fracaso con más o menos intensidad.
Una pregunta interesante podría ser: quién o qué es el responsable del fracaso, y aquí sí que habría que ir a cada situación en concreto para analizar bien todo el proceso que se ha seguido.
Pero viendo este tema del fracaso en sentido general y en una primera aproximación a la cuestión, habría que decir que siempre habrá una causa que desencadena el resultado adverso de la empresa que se tiene entre manos, y luego, según la actitud que se tome frente a la primera cara del fracaso, diríamos, será la que permita reconducir la caída ruinosa que se presenta o se permitirá que se malogre de una forma definitiva.
Ante el fracaso no caben las lamentaciones ni los derrotismos, aunque ciertamente es una situación difícil y no pocas veces compleja, pues si se vive desde el prisma de la Fe, se ha de abordar según el modelo que es para nosotros el Señor Jesucristo, que llegó a experimentar el mayor fracaso (aparente) que cabe imaginar en una vida humana.
Al final resultó que nadie le entendió, le oían pero no le escuchaban, todo lo dijo, es más, lo explicó antes que sucediera, y no una sola vez, sino varias, pero el comportamiento de las personas fue un desastre, pues ni los más próximos lo entendieron, prueba de ello es que cuando lo prenden en el Huerto de los Olivos, la huida de los apóstoles es inmediata para no verse implicados.
Es muy interesante reflexionar y ahondar sobre el fracaso, para tener claro cómo se ha de reaccionar ante una situación personal o ante el fracaso de otro al que haya que acompañar, apoyar y ayudar.
Mientras podemos volver sobre el tema, encaremos la propia experiencia de los ‘fracasos’ que hayamos vivido, porque seguro que los ha habido de mayor o menor repercusión e importancia, para ir viendo cómo se actuó, con acierto o de forma deficiente o errónea, pues es ésta una asignatura que hemos de tenerla bien resuelta para poder encarar cualquier fracaso que eventualmente hayamos de encarar.
Y como cada día te pido que reces hoy, día miércoles, a San José pidiéndole su intercesión en favor de las necesidades de todos los Hermanos, que en torno a su Santísima Esposa aquí nos encontramos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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