Reflexión 18 de Junio

Buenos días.
En los consejos evangélicos encontramos una insistente llamada del Señor Jesús a mantener la vigilancia y la oración, que se extiende también a las cartas apostólicas.
Al menos por 40 veces se nos demanda en el Nuevo Testamento a mantener la oración vigilante, que pueda estar atenta a lo que acontece o pueda acontecer. También se insiste en mantenerse en vela para ‘no caer en la tentación’, para estar presto al momento que se nos quiera llamar o para estar preparados para cuando ‘llegue el esposo’, no sea que pase como con las vírgenes necias que no pudieron entrar a las bodas por la falta de vigilancia.
Para nosotros, personas de esta sociedad tan avanzada, que ‘se las sabe todas’, no parece que se necesite, a juzgar por los comportamientos, esto de “velar y orar porque no sabéis ni el día ni la hora”, pues aunque parece que hay gran sensibilidad puntual para situaciones desgraciadas y difíciles, se continua la vida sobrevolando las duras y dolorosas realidades, procurando que no afecten directamente, no sea que comprometan y haya que abandonar los propios intereses humanos, sociales,  económicos o de otro tipo aún peores.
Ahí está el gran ejemplo de la pandemia, de la que aún no se han hecho reflexiones serias, ni de lo que ha pasado; mejor dejarlo ir y que quien lo ha sufrido de frente, pues…; mejor será mantenerse como mejor se pueda, incluso en el engaño del vaivén de aquello que se dice: ‘ya se está pasando, ya se remonta, ya…, ya…, ya…’.
Pero, al fin, cuáles son las conclusiones del antes y del ahora, porque no se puede decir del ‘después’ que aún no ha llegado (¿?). No parece que los balances puedan ser muy positivos en todo lo que forma el abanico de cosas de la vida ordinaria de las personas.
Estamos en un mundo adormecido por el temor, que lo único que busca y acepta son escapes para simular una realidad incierta, véase lo que sucederá en los próximos meses.
En todo caso resulta muy elocuente el que en todo este tiempo vivido se haya buscado de todo, menos a Dios. Se puede decir que con qué autoridad afirmo esto, pues con la simple referencia a la lógica. ¿Hablan las personas de Dios en las relaciones interpersonales? ¿Se busca a Dios en el remedio, no solo de la salud, sino también de las muchas crisis que trajo la pandemia: espiritual, social, económica…?
Y lo que es cierto es que sin Dios el hombre termina en el abismo.
Como quiera que sea, lo importante es que escuchemos los consejos del Señor, y que sepamos vivir en la vigilancia orante y en la oración abierta a todo lo que pasa y pueda llegar.
Y que no faltes hoy en una donación a los Hermanos porque reces con firmeza y decisión por todas sus necesidades; pide al Señor Jesús Crucificado que venga en alivio y solución de todas sus necesidades. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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