Reflexión 13 de Junio

Buenos días en el DÍA DEL SEÑOR.
A poco más de una semana para comenzar oficialmente el verano, bien merece pensar en esta estación veraniega para que no pille de sorpresa y, sobre todo, no arrastre en aquello que es nocivo y que este tiempo lo propicia con bastante facilidad.
Este año vuelve a ser atípico por lo sufrido en los meses anteriores, como lo fue también el pasado año, con alguna característica distinta, pero ahí están los resultados.
Mi llamada de atención es a tomar conciencia de varias cosas.
Las manifestaciones religiosas, como pueden ser procesiones, romerías, etc., siguen vetadas con los manidos argumentos de evitar aglomeraciones y otros similares, de lo que mucho se podría matizar, pero que el mal espiritual para el pueblo católico ahí está y veremos cuándo, cuánto y cómo se puede recuperar.
Por otra parte, la gente busca el descanso y la expansión lógica y necesaria, después de vivir situaciones complejas y difíciles en muchos casos, pero lo que no se ha de olvidar es que todos necesitamos mantener el orden y los límites dentro de las buenas costumbres, sin excesos de ningún tipo, que a medio y largo plazo pasan sus facturas para llegar después a los lamentos que ya no solucionan nada.
Ante todas las presiones que se tienen en estos tiempos, somos los propios creyentes los que estamos obligados a mantener vivo el espíritu de la Fe, así como las exigencias del Bautismo en la observancia de los Mandamientos de la Ley de Dios, pues de lo contrario la deriva moral que se la percibe avanzar por los caminos de la relatividad, la permisividad, la confusión y degradación de los valores y conceptos de la cultura cristiana, cada vez será mayor.
Manteniendo la Esperanza de la que hablábamos los días pasados, con el realismo objetivo de lo que acontece, encaremos este tiempo veraniego con responsabilidad y ayudemos a los demás a que lo hagan igualmente.
Hoy, también, los problemas y necesidades de los Hermanos necesitan tu oración; hazla con fe y esperanza a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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