Buenos días en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.
Este es uno de los días en los que pocas reflexiones podemos o debemos hacer, porque más bien es un día de contemplación.
Sabemos lo que es y representa en la vida de la Iglesia Católica, el Sagrado Corazón de Jesús, tal como se manifestó a Santa Margarita María de Alacoque, al Beato Bernardo de Hoyos y a otras personas más.
Sabemos lo que el Sagrado Corazón de Jesús prometió y pidió a cada persona que quisiera escucharle, amarle y adorarle.
Sabemos cuánto ha sufrido el Señor Jesús en su sacratísimo Corazón, desde la Cruz, cuando fue traspasado por la lanza y luego a lo largo de toda la historia, por tantas blasfemias y ultrajes como se han cometido contra Él, y no digamos en las últimas décadas de nuestra historia.
Por todo ello, hoy es un día de oración intensa para la expiación y la reparación de todos los pecados cometidos, que a Él lo han ofendido tantísimo.
Y para ayuda de la contemplación que hablo al comienzo, os dejo el Himno que hoy se reza en la Hora de Vísperas del Oficio Divino.
“Mi Cristo, tú no tienes la lóbrega mirada de la muerte. Tus ojos no se cierran: son agua limpia donde puedo verme.
Mi Cristo, tú no puedes cicatrizar la llaga del costado: un corazón tras ella noches y días me estará esperando.
Mi Cristo, tú conoces la intimidad oculta de mi vida. Tú sabes mis secretos: te los voy confesando día a día.
Mi Cristo, tú aleteas con los brazos unidos al madero. ¡Oh valor que convida a levantarse puro sobre el suelo!
Mi Cristo, tú sonríes cuando te hieren, sordas, las espinas. Si mi cabeza hierve, haz, Señor, que te mire y te sonría.
Mi Cristo, tú que esperas mi último beso darte ante la tumba. También mi joven beso descansa en ti de la incesante lucha”.
Reza con gran fervor y confianza al Sagrado Corazón de Jesús, pidiéndole que corra en ayuda de todas las necesidades de los Hermanos, que, como cada día, aquí no encontramos en su Madre Inmaculada. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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