Reflexión 17 de Junio

Buenos días
Es muy importante seguir avanzando en recordar los pecados que se pueden cometer contra la FE, en relación con el Primer Mandamiento de la Ley de Dios.
Hoy vamos a fijarnos en la Herejía, que es la NEGACIÓN PERTINAZ, después de recibido el bautismo, de una VERDAD que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma. La Iglesia considera de mucha gravedad este pecado contra el Primer Mandamiento.
En definición del diccionario de la RAE, la herejía es un error sostenido con pertinacia.
El problema que existe en los miembros de la Iglesia Católica, es que no siempre hay una mínima formación para conocer las Verdades definidas de nuestra FE, además de que también se puede carecer del interés o del sentido de la responsabilidad por saber cuál es el depósito de la Fe Católica, que se ha profesado en el Bautismo.
Podemos decir que el depósito fundamental de las verdades de fe nos viene directamente desde los Apóstoles, que fueron los testigos directos, sin intermediarios, de todo cuanto hizo y dijo nuestro Señor Jesucristo y que lo proclamamos en la Profesión de Fe.
Por tanto, se comete herejía, al negar de forma pertinaz:
Que Dios es Padre Todopoderoso.
Que Dios es Creador de cielo y tierra.
Que Jesucristo es su Único Hijo, hombre verdadero y Dios verdadero, y los demás atributos suyos incluidos en el Credo.
Al Espíritu Santo.
La santa Iglesia Católica.
La comunión de los santos.
El perdón de los pecados.
La resurrección de la carne.
La vida eterna.
Hay otras verdades definidas por la Iglesia como dogmas de fe no incluidas en el Credo, que suelen ser objeto de negación de forma más generalizada, pero que la enumeración aquí sería muy extensa, aunque se pudiera hacer en otro momento.
Santo Tomás de Aquino matiza que “el hereje suele aceptar la Palabra de Dios sólo en aquello que le convence y, por tanto, no como Palabra de Dios sino como razonamiento humano”.
En “Las sentencias de los Santos Padres del desierto”, el apotegma número 21 es muy iluminador para comprender la gravedad del pecado de herejía.
La FE lleva a la persona a tener certezas, para creerlas y vivirlas, sin apartarse de ellas, y poder así hacer el camino de conversión que todos vamos necesitando.
Por favor, con la certeza de que tu oración es muy valiosa ante Dios, reza ya, aun cuando sea brevemente, por todas las necesidades de los Hermanos, que volvemos a encontrarnos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es

Apotegma 21 de "Las sentencias de los Santos Padres del desierto"
“Entre los grandes Padres, existió un anciano llamado Agatón, muy famoso por su humildad y paciencia.
En cierta ocasión acudieron a verle unos hermanos, que habiendo oído de su humildad y queriendo poner a prueba su paciencia y su humildad, le dijeron:
Muchos se escandalizan de ti, Padre, porque estás lleno del vicio de la soberbia, y por eso desprecias a los demás y los tienes en nada, y no dejas de hablar mal de los hermanos. Dicen también muchos que haces eso porque tienes el vicio de la fornicación, y para que no parezca que eres el único que te equivocas, por eso no dejas de calumniar.
A lo cual respondió el anciano:
Todos esos vicios que habéis dicho, reconozco que los tengo en mí y no puedo negar tantas iniquidades mías Y echándose por tierra, veneraba a los hermanos y les decía: Os ruego, hermanos, que roguéis intensamente por este miserable y no dejéis de pedir por mis muchos pecados contra Cristo el Señor para que me conceda el perdón a mis muchas y graves iniquidades.
A todas estas cosas, los citados hermanos añadieron:
Y no se te oculte que muchos afirman que eres hereje.
Al oír esto el anciano les dijo:
Aunque -haya caído en otros muchos pecados, sin embargo en modo alguno soy hereje. Fuera de mi alma eso. Entonces todos los hermanos que habían venido a verle, se echaron a sus pies y le decían:
Te rogamos, Padre, que nos digas por qué cuando te acusábamos de tantos vicios y pecados, no te has conmovido por ninguno, y en cambio reaccionaste ante la palabra hereje y la aborreciste hasta el punto de no poder oírla.
El anciano les dijo: Aquellos pecados y culpas sufrí con la humildad, para que me tuvieseis por pecador, porque sabemos que si guardamos la virtud de la humildad hay gran provecho para el alma, pues Nuestro Señor Jesucristo, cuando los judíos le acusaban de muchas contumelias y vicios, todos los llevó con paciencia, para darnos ejemplo de humildad. Trajeron testigos falsos que dijeron contra Él muchas cosas falsas y todo lo llevó con paciencia hasta la muerte de cruz. Por eso el Apóstol Pedro predicaba: ‘También Cristo sufrió por vosotros, dejándoos ejemplo para que sigáis sus huellas’ (1 Ped 2,21). Conviene, pues, con paciencia y humildad sufrir todas las adversidades. Pero cuando me acusasteis de hereje, no lo pude sufrir y lo detesté mucho porque la herejía es separación de Dios. El hereje se aparta de Dios vivo y verdadero y se une al diablo. Porque separado de Cristo ya no tiene a Dios para que ore por sus pecados, y perece totalmente. Pero si se convierte a la verdadera fe católica, la fe de la Santa Iglesia, es acogido por el bueno y piadoso Salvador nuestro Cristo y vuelve a reconciliarse con el Dios verdadero, Creador y Salvador nuestro Jesucristo que está en el Padre como Hijo siempre en el Espíritu Santo. A Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.