Reflexión 1 de Mayo

Buenos días en la Memoria de San José Obrero, que nos introduce de su mano en este Mes de María, en un día tan significativo como es que todo coincida en el Primer Sábado de Mes, día dedicado a desagraviar el Inmaculado Corazón de María.
Se tiene la sensación de que en los tiempos que corremos, nada extrañe de las muchas cosas que acontecen, que por muy raras o graves que parezcan o sean en la realidad, no suscitan más allá de una queja de aquellas personas sensibilizadas que se sienten escandalizadas.
Varios ejemplos de este tipo, concernientes a la Santísima Virgen han pasado en los últimos tiempos.
Como sociedad mayoritariamente creyente, esto resulta muy llamativo, máxime en el sentimiento de la religiosidad popular en la que las figuras del Señor Jesús y de su Santísima Madre, ocupan un lugar muy sensible en los creyentes.
Entonces surge una pregunta: ¿Cómo es posible que en esta gente católica no se levante la voz unánime para condenar estos actos?
Parece que estas circunstancias endemoniadas de la pandemia, están robando muchas cosas en la vida cotidiana de las personas, de las familias, de los grupos sociales, etc., y sería hora de despertar, antes de que sea tarde, cuando nos hayan vaciado los valores esenciales de nuestra civilización cristiana, cuando se hayan rotos muchos lazos de convivencia, muchas costumbres buenas que unían a las personas.
Hoy, como primer sábado de mes, y después el resto del Mes de María, tenemos la oportunidad de mostrar a la Santísima Virgen nuestro AMOR, con ejercicios de desagravio como es el rezo del Santo Rosario, y luego, con gestos cada día del nuestro cariño hacia Ella, para que nos ayude a recuperar todos los valores que se nos están perdiendo por estos caminos tortuosos, tan llenos de mentiras y de otros pecados de lo más variado que podamos intuir, ver y comprobar.
Hoy ya, mirando a los dos Santísimos Esposos, María y José, ofrezcámosles algún hermoso obsequio del propio corazón que busque imitar sus virtudes; seguro que lo encuentras.
Y a ellos te pido que les reces para que vengan en auxilio de cada una de las necesidades de los Hermanos, hoy aquí reunidos en torno a María y a José, junto con su Hijo Jesús. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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