Reflexión 7 de Mayo

Buenos días
Primer viernes de mes, día de mirada fija en el Sagrado Corazón de Jesús, que busca con insistencia poder amar a todas las personas, por lo que las llama a la conversión de sus vidas.
Es muy conveniente pararse alguna vez a pensar en esto de la ‘conversión de los pecados’, que alguno puede pensar que es algo para los otros, para los que no han sido bautizados o para los que no practican los preceptos de la Fe.
Estos pensamientos son una rotunda equivocación, pues TODOS necesitan, necesitamos, hacer camino de conversión.
Es cierto que no es lo mismo conocer a Dios que no conocerlo, practicar la religión que no hacerlo, pero al fin estaremos en distintas dimensiones de lo que es realmente la conversión.
Para los que no conocen a Dios o para los que conociéndole, no viven según las exigencias del Bautismo, la conversión consistirá en volverse a Dios y presentarse ante Él con sencillez, buscando el camino de su Verdad para seguirlo con decisión e ilusión. Claro está que cada caso tendrá su propia dimensión y desarrollo.
En cambio, para los que creen que la llamada a la conversión no va con ellos, porque están bautizados, porque ya viven y practican los preceptos de la Fe, hay que decirles que no necesitaran la conversión para ‘volverse a Dios’, pero la necesitaran para vivir ante Dios con más autenticidad, con más justicia, con más honradez, con más pureza de corazón, en definitiva, con más caridad, que es el amor.
Los que piensan que eso de convertirse no va con ellos, ¿están seguros de que ante Dios no merecen ningún reproche? Y contestarán: ‘todos tenemos defectos, fallos, incluso pecados. Cierto, pero una cosa es esto, para lo que ya el Señor Jesucristo lo previó con el sacramento de la Confesión, y otra, bien distinta, es estar anclados en malos hábitos o vicios que vulneran la moral y las buenas costumbres; digo anclados, atrapados, encadenados… ¿En estas situaciones no se necesita conversión?
Bien está ya para recordarte que las necesidades e intenciones de los Hermanos, necesitan tu oración, expresión del fraternal afecto en María, nuestra Madre y nuestra Guía, que nos une. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es