Reflexión 31 de Mayo

Buenos días en la Fiesta de la Visita de la Virgen María a su prima Santa Isabel.
Cerramos el hermoso mes de Mayo con esta entrañable fiesta que recuerda cuando María ‘fue aprisa a la montaña’ (Lc 1,39) para visitar a su prima Isabel, de la que el Arcángel Gabriel la había anunciado que ‘la que llamaban estéril, ya está de seis meses’ (Lc 1,36).
En el conjunto de este encuentro se pueden, entre otras cosas, ver las exigencias del amor, que debe ser el distintivo que presida toda relación interpersonal.
María ha conocido que Isabel, ya mayor y que no había tenido hijos, resulta que estaba encinta de seis meses; es cierto que ella estaba con la gran novedad de su embarazo anunciado por el Arcángel San Gabriel, pero, lógicamente, su prima ha de estar necesitada de ayuda por las circunstancias que se daban.
La generosidad es una virtud que propicia en las personas una actitud de atención al otro, para atenderle y ayudarle en sus necesidades, pero, como en tantas otras cosas, hay que ser muy sincero consigo mismo, porque ¿qué persona hay que no tenga gestos de generosidad de una u otra forma en momentos muy concretos?
La clave para revisar el propio corazón en esta disposición a la generosidad estará en ver si se dan lo que podríamos llamar las virtudes auxiliares; por ejemplo: la disponibilidad, la ausencia de cualquier tipo de interés que motivara el ‘gesto generoso’, la prontitud a dar lo que demande o de acudir simplemente a lo que se necesite y sin ninguna recompensa previa, etc., etc.
Esta página del evangelio ofrece al que se quiera acercar a ella, muchos motivos para renovar la ilusión en el seguimiento de Jesucristo, mirando e imitando a su Madre Amantísima.
Ojalá le puedas dedicar un poco de tiempo a su contemplación y a acoger todas las buenas sugerencias morales y espirituales que te brindará.
María, nuestra Madre y nuestra Guía, está siempre en una actitud de escucha a cualquiera de sus hijos que la quieran pedir su ayuda, por eso te pido que le reces hoy a Ella en favor de todas las necesidades de cada uno de los Hermanos.
Y qué bonito sería que despidiéramos este Mes dedicado a la Virgen, llamado el Mes de las flores, obsequiándola con el rezo del Santo Rosario. AMÉN. 
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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