Reflexión 16 de Mayo

Buenos días en la ASCENSIÓN DEL SEÑOR.
En la Hora de Laudes de esta Solemnidad se reza este Himno.
“No; yo no dejo la tierra. No; yo no olvido a los hombres.
Aquí, yo he dejado la guerra; arriba, están vuestros nombres.
¿Qué hacéis mirando al cielo, varones, sin alegría?
Lo que ahora parece un vuelo ya es vuelta y es cercanía.
El gozo es mi testigo. La paz, mi presencia viva, que, al irme, se va conmigo la cautividad cautiva.
El cielo ha comenzado. Vosotros sois mi cosecha.
El padre ya os ha sentado conmigo, a su derecha.
Partid frente a la aurora. Salvad a todo el que crea.
Vosotros marcáis mi hora. Comienza vuestra tarea”.
Este Himno, como se corresponde, expresa todo lo que es esencial de lo que profesamos en la Fe cuando decimos: “Subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre”, habiéndonos dejado la misión de llevar el anuncio de la Salvación a todos los hombres.
Y ya a partir de este momento, los Apóstoles quedaron en la espera de Espíritu Santo que el Señor les había prometido; nosotros, igualmente, hemos de disponernos a Celebrar Pentecostés, en cuya Liturgia nos encontraremos nuevamente con el Espíritu Santo.
Durante esta semana trabajemos para abrir nuestro corazón con la invocación frecuente: “Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu Amor...”.
Alegres, participando de la Ascensión del Señor, reza hoy para que el Señor atienda las necesidades de los Hermanos, reunidos nuevamente aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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