Reflexión 28 de Mayo

Buenos días.
El camino de conversión al que se nos llama con insistencia, exige que la conciencia se la tenga lo suficientemente lúcida como para que pueda ayudar, pues sin su aportación a marcar lo que es nocivo y que hay que abandonar, no sería nunca posible la conversión planteada.
Por ello la conciencia ha de estar muy bien formada, que es lo mismo que estar continuamente recibiendo la información moral y humana de los diferentes aspectos que están presentes en la vida de las personas.
Es por todo ello que profundizar en las diferentes verdades de la Fe sea tan conveniente como necesario.
Y es esta una de las razones por las que nos detenemos en diferentes cuestiones más de una vez, como es el caso del primer Mandamiento de la Ley de Dios: Amar a Dios sobre todas las cosas, en el que hoy, refiriéndonos nuevamente a los pecados contra la Fe, nos fijamos en el pecado de ‘Ignorancia’, que consiste básicamente en ‘el descuido voluntario’ por conocer las verdades que debe saber el cristiano.
Sirva de ejemplo orientativo el que si un cristiano no supiera que es materia grave todo tipo de juicio temerario o difamación y, por ello, origen de pecado mortal, todas sus faltas contra el Octavo Mandamiento serían faltas graves, pero no llegarían a pecados mortales pues faltaría la necesaria condición del “conocimiento”.
No obstante, cometería ‘pecado de ignorancia’ contra el Primer Mandamiento por su descuido en saber la definición que la Iglesia hace del citado Octavo Mandamiento.
Existen dos grados muy distintos de responsabilidad y de gravedad, en quienes cometen pecados de ignorancia: 
Uno, la responsabilidad de los encargados de enseñar las verdades: catequistas o padres con relación a sus hijos.
Dos, la responsabilidad de los que son enseñados en las verdades.
Los pecados de ignorancia de los primeros son gravísimos; el descuido voluntario es absolutamente injustificable. A este pecado se pueden añadir todos los pecados cometidos por los que reciben su negligente enseñanza.
En este grupo de “ignorantes responsables de enseñar” existe un subgrupo todavía peor, que lo forman todos aquellos que dejan en la ignorancia de las verdades de fe a sus ‘catequizados’ de una forma intencionada, pues en lugar de enseñar la Doctrina de la Iglesia Católica, transmiten sus propias doctrinas personales de lo que ellos piensan: en lugar de proclamar el Evangelio de Jesucristo se proclaman a sí mismos..., en lugar de enseñar la VERDAD con mayúsculas enseñan “su verdad”.
Finalmente digamos que todos los cristianos tienen la obligación de conocer la Doctrina de la Iglesia, tal y como el Magisterio de la Iglesia la enseña.
Todos los que descuidan esta obligación están pecando de ignorancia, sin que valga de excusa el decir que han sido mal enseñados, incluso que nadie les enseñó.
Concluyo animando a todos a profundizar con ilusión en la Luz del propio corazón y a trabajar en adelante para evitar siempre la IGNORANCIA, venga por el camino que venga.
Que tu oración de hoy no falte en favor de todas las necesidades de los Hermanos, reunidos aquí como cada día en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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