Reflexión 24 de Mayo

Buenos días.
Estamos en otra fiesta popular de la Santísima Virgen, la de su advocación ‘María Auxilio de los Cristianos’, que remonta a tiempos de San Juan Crisóstomo en el siglo IV.
Posteriormente en el siglo XVI el Papa San Pío V, recurre a ella para poner bajo su patrocinio la Batalla de Lepanto, en la que se consiguió vencer porque el mismo Papa pidió a toda la Cristiandad que rezara el Santo Rosario para alcanzar la victoria.
Pero fue San Juan Bosco quien popularizó su devoción, ya bajo el nombre actual ‘María Auxiliadora’, poniendo bajo su patrocinio el desarrollo de sus obras educativas y apostólicas.
A través de las advocaciones de la Virgen y de los orígenes que las propiciaron, se puede descubrir cómo la presencia de la Santísima Virgen en la Historia de la Iglesia y, por ende, en la de sus hijos es muy próxima, pues a Ella siempre se la encuentra pendiente de todas las necesidades de aquellos que su Hijo la confió al pie de la Cruz.
Es muy bonito ir descubriendo, a través de la historia de cada advocación, cómo la Santísima Virgen estuvo presente en la vida de un pueblo, de una comunidad religiosa o simplemente de alguna persona, y cómo a través de esta presencia, extender su cuidado a cuantos se dejan cubrir por el Manto de María en esa Advocación.
¿De qué advocación de la Santísima Virgen eres tú particularmente devoto, para que puedas reflexionar sobre tu relación con ella?
Y si contestaras que de ninguna, estarás diciendo que sigues a María de Nazaret, que igualmente te puede dar muchas luces para tu propia vida, y también muchas referencias para poder vivir con determinación las exigencias del propio Bautismo, que sería vivir al gusto de Dios.
Enfilando ya la última semana de este Mes de María, propiciemos hoy un nuevo encuentro con la Virgen Santísima, para afinar más y más nuestra relación filio-maternal.
A Ella corresponde que hoy reces con gran confianza, pidiéndole que interceda por la mejor solución de todos los problemas y necesidades de los Hermanos, que nos volvemos a encontrar aquí en Ella. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es