Reflexión 25 de Mayo

Buenos días.
Alguna vez las personas se sienten ofendidas o injuriadas por otras, lo que no pocas veces cuesta aceptar y no digamos lo que cuesta superar.
Estas situaciones, en lugar de llevar a la persona a reflexionar y saber ponerse en una situación de superación y de perdón, la lleva al rechazo, a la resistencia e incluso al rencor, con una fuerte tentación a la venganza por muy pequeña que sea, pues eso de saber encajar los reproches y humillaciones no es fácil, pero lo exige la Caridad.
El moralista francés del siglo XVIII Trublet, escribió que “una injuria perdonada es para el ofendido un título de superioridad sobre el ofensor”, lo cual es cierto pero el corazón del hombre no siempre está preparado para que sea así, pues el grado mínimo de pureza que se necesita exige ausencia de envidias, orgullos, soberbias, vanidades…
Pero he ahí el reto de alcanzar lo que el Señor Jesucristo nos enseña, nos pide, que varias veces ya hemos citado aquí: “sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto” (Mt 5,48).
Te ruego que no dejes de rezar hoy también, en favor de la solución de todos los problemas de los Hermanos que cada día nos encontramos aquí en María,  nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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