Reflexión 26 de Mayo

Buenos días.
Fiel a la cita de cada día 25 de mes, la Virgen Reina de la Paz nos dejó su mensaje, conciso y rico en su Amor y en sus consejos. Dijo así: "¡Queridos hijos! Os miro y doy gracias a Dios por cada uno de vosotros, porque Él me ha permitido estar todavía con vosotros, para animaros a la santidad.
Hijos míos, la paz está deteriorada y Satanás quiere la tribulación.
Por lo tanto, que vuestra oración sea aún más fuerte con el fin de que todo espíritu impuro de división y de guerra sea silenciado.
Sed constructores de paz y portadores de la alegría del Resucitado en vosotros y a vuestro alrededor, para que el bien triunfe en cada hombre.
¡Gracias por haber respondido mi llamada!"
Dice la Virgen que Dios “me ha permitido estar todavía con vosotros, para animaros a la santidad”. El hombre no tiene otra alternativa, si quiere vivir en la paz del corazón y llegar a la vida eterna en la Luz,  que el camino de la santidad. No busquemos excusas y decidámonos a ser santos, que no es tan difícil.
A continuación hace una afirmación que no puede ser discutida: “Hijos míos, la paz está deteriorada y Satanás quiere la tribulación”, pero a veces parece que no se quiere ver la realidad, ni la más lejana ni la más cercana, cuando se palpa y se comprueba lo que es la tribulación según el diccionario de la RAE: “Congoja, pena, tormento o aflicción moral; persecución o adversidad que padece una persona” o un colectivo, un pueblo.
Continua la Virgen diciendo: “Que vuestra oración sea aún más fuerte con el fin de que todo espíritu impuro de división y de guerra sea silenciado”. Silenciado por la gracia de Dios impetrada por esa oración fuerte y humilde que nos llama a hacer.
Concluye con una exhortación y su consecuencia, ‘para que el bien triunfe’, Dice: “Sed constructores de paz y portadores de la alegría del Resucitado en vosotros y a vuestro alrededor, para que el bien triunfe en cada hombre”. Sin faltar la expresión de su gratitud por aceptarla y aceptar su llamada; es esta gran virtud y actitud de la Santísima Virgen que bien deberíamos tomar nota e imitarla: ser siempre agradecidos, porque la gratitud no admite demora. “¡Gracias por haber respondido mi llamada!”.
Os dejo con la reflexión de estas palabras y mi petición de que recéis, hoy jueves al Señor Jesucristo en su presencia Eucarística, por todas las necesidades de los Hermanos que nos encontramos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es