Reflexión 11 de Mayo

Buenos días.
El próximo día 13 de mayo celebraremos la Festividad de la Virgen de Fátima, después de 107 años que se apareciera la Santísima Virgen a los tres Pastorcitos en Fátima, el 13 de mayo de 1917.
La importancia de esta aparición de la Virgen ya ha quedado demostrada que fue decisiva para la Iglesia y para el mundo, y aún hoy lo sigue siendo porque cosas que allí advirtió siguen pesando sobre nosotros.
Hoy quiero hacer una pequeña aproximación para que nos ayude a preparar los corazones a la Celebración, pero también para que comprendamos su mensaje y lo que aún tenemos en nuestras manos para remediar males mayores.
En la primavera de 1916 se apareció el ángel por primera vez en la cueva "Loca de Cabeco", a Francisco, Jacinta y Lucía, que eran los tres Pastorcitos.
Cuenta Lucía: “Subimos con el ganado al cerro arriba en busca de abrigo, y después de haber tomado nuestro bocadillo y dicho nuestras oraciones, vimos a cierta distancia, sobre la cúspide de los árboles, dirigiéndose hacia el saliente, una luz más blanca que la nieve, distinguiéndose la forma de un joven trasparente y más brillante que el cristal traspasado por los rayos del sol. Al acercarse más pudimos discernir y distinguir los rasgos. Estábamos sorprendidos y asombrados.
Al llegar junto a nosotros dijo: "No temáis. Soy el Ángel de la Paz. ¡Orad conmigo!" Y arrodillado en tierra inclinó la frente hasta el suelo. Le imitamos llevados por un movimiento sobrenatural y repetimos las palabras que oímos decir: "Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman".
Después de repetir esto tres veces se levantó y dijo: "Orad así; los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras suplicas". Y desapareció.... Tan íntima e intensa era la conciencia de la presencia de Dios, que ni siquiera intentamos hablar el uno con el otro, permanecimos en la posición en que el Ángel nos había dejado y repitiendo siempre la misma oración. No decíamos nada de esta aparición, ni recomendamos tampoco el uno al otro guardar el secreto. La misma aparición parecía imponernos silencio”.
Con este mensaje del Ángel de la Paz os dejo con la sola intención de que reflexionéis en la oración que les enseñó a los niños, así como ver si hoy y ahora no solo no es necesaria sino que urja hacerla dadas las circunstancias y la situación nuestra y de nuestros hermanos los hombres.
Que Santa María de Fátima nos aliente el corazón para entregarnos más y más a la extensión del Reino de Dios, pidiéndola ahora por todas las necesidades de los Hermanos aquí congregados en torno a Ella. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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