Reflexión 18 de Mayo

Buenos días.
Una de las oraciones más populares que se hace a María Santísima es la Salve Regina.
La historia de su origen es sencillamente emocionante, como es la vida de su compositor el Beato Hermann von Reichenau, monje benedictino del siglo XI.
Veamos algunos rasgos de su vida. El beato Hermann nació con el paladar hendido, parálisis cerebral y espina bífida, pero también tenía una mente brillante.
Dios a menudo usa instrumentos débiles para lograr un bien mayor. Ese fue el caso del Beato Hermann von Reichenau. Su infancia resultó ser extremadamente difícil, pero sus padres querían lo mejor para él.
A los siete años de edad, se las arreglaron para que se quedara en un monasterio benedictino cercano, donde sería educado y criado. Hermann floreció en el monasterio y rápidamente se descubrió que, aunque su cuerpo estaba lisiado, su mente era extraordinaria, convirtiéndose en un erudito en astronomía, teología, matemáticas, historia y poesía, también era un maestro del lenguaje y llegó a dominar el árabe, el griego y el latín.
Pero lo que era aún más notable era su gentil disposición y su devota vida interior. Poseía una gran alegría y, a pesar de sus defectos físicos, siempre sonreía.
Más tarde se quedó ciego y fue entonces cuando comenzó a componer hermosos himnos. Aunque su cuerpo le fallaba, su mente y su corazón estaban ardiendo con el amor de Dios y lo inspiró para crear algunos de los himnos más conocidos de todos los tiempos, entre los que sobresale la Salve Regina.
La Salve es una de esas oraciones que siempre emocionan cuando se reza, no digamos cuando se canta en latín o en su versión de la Salve Marinera o Rociera.
Así es la oración de la Salve: “Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, ¡Dios te salve! A ti clamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea pues, señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo”.
¿Qué te parece si hoy rezas a la Santísima Virgen esta oración de la Salve, pidiéndola su gracia intercesora para todas las necesidades de los hermanos aquí convocados en Ella? AMÉN. 
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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