Reflexión 24 de Mayo

Buenos días.
Hoy se da la coincidencia que se celebran sendas advocaciones de la Santísima Virgen como Patrona de dos importantes Obras de la Iglesia Católica.
Son: Nuestra Señora de la Estrada, venerada por San Ignacio de Loyola y sus compañeros, que se honra en la Iglesia del Gesú de Roma, y María Auxiliadora, que San Juan Bosco la hizo Patrona de la Obra Salesiana, venerándose el cuadro que él mandó pintar en 1865 en la Basílica de María Auxiliadora en Turín.
Nuestra Señora de la Estrada, también conocida del Camino, está en un célebre cuadro que ya recibía culto en una capilla junto al camino, al pie del Capitolio y que el Papa Pablo III concedió a la Compañía de Jesús en 1541 para su uso, siendo la primera iglesia de los jesuitas en Roma. Se trataba de una capilla estrecha, húmeda, sin adornos y que se encontraba en estado ruinoso, aunque siempre estaba repleta de fieles que acudían a escuchar la explicación de la doctrina, recibir el sacramento del perdón y la dirección espiritual, de acuerdo con las Constituciones de la Compañía de Jesús. Esta afluencia aumentó la devoción a la Virgen. El mismo San Ignacio intervino para adaptar la iglesia a las exigencias de la concurrencia de los fieles.
En cuanto a María Auxiliadora digamos que cuando Don Bosco contaba 9 años tuvo un sueño en el que la Virgen ya le indicaba su vocación: sería sacerdote. Años más tarde, en 1860, la Virgen vuelve a hablarle en otro sueño y le dice que quiere ser honrada con el título de “Auxiliadora”. Es en ese sueño en el que le señala el sitio en el que construir en Turín el templo dedicado a Ella, la actual Basílica de María Auxiliadora.
La Virgen María siempre estuvo presente en la vida de San Juan Bosco, gracias a que su madre, Mamá Margarita, le inculcó ese amor y esa devoción por la Virgen en las oraciones y en la vida diaria. Desde el principio la Virgen fue el centro de toda su obra.
En 1862, Don Bosco convierte la opción mariana en definitiva: “La Virgen quiere que la honremos con el título de Auxiliadora, los tiempos que corren son tan aciagos que tenemos necesidad de que la Virgen nos ayude a conservar y a defender la fe cristiana”, dijo.
Qué hermoso día para vivirlo en la intimidad con la Santísima Virgen, tanto en estas dos advocaciones como en aquella que la devoción personal tenga cada uno, viendo cómo a lo largo de la Historia de la Iglesia la Virgen Santa María estuvo siempre pendiente de las necesidades de sus hijos.
A Ella hemos de pedirla, con la humilde oración que cada uno pueda hacer, su intercesión en favor de todas las necesidades de los Hermanos que aquí volvemos a encontrarnos hoy en torno a Ella. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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