Reflexión 6 de Enero

Buenos días en la Epifanía del Señor.
Es un gran gozo ver cómo todo y todos se congregan en torno al Dios Infante para adorarle, reconociendo su soberanía y primacía por encima de toda criatura.
Pero aquello que todo era Fiesta, también tendría la cara amarga, pues los que habían adorado al Mesías tendrían que dar explicaciones con toda clase de persecuciones, etc.
Seguir al Mesías siempre implica participar de toda su Historia, lo cual no deja de ser un verdadero orgullo para todo creyente que desea seguir e imitar al Maestro, cuando ha de participar en los aspectos más duros o dolorosos.
Contemplando a este Niño y todo lo que aconteció en la Historia en torno a Él, se comprende fácilmente que la alegría como la entiende el mundo, no es compatible con todo lo que conlleva el Nacimiento de Jesús.
La alegría del mundo se fundamenta en la superficialidad, rechazando todo espíritu de sacrificio o de renuncia; la alegría del Niño Jesús hinca sus raíces en lo que Él es y en la participación en su Misterio de Amor y de entrega.
Mi deseo es que seamos capaces de vivir en la mayor profundidad posible los Misterios del Reino de los Cielos, siguiendo los pasos del Señor Jesús, comenzando ya desde ahora en su nacimiento y manifestación a todos los hombres y a todos los pueblos.
Y no podemos olvidar el compromiso de oración fraterna que todos necesitamos, para conseguir de Dios las bendiciones necesarias que den fortaleza y perseverancia en el camino emprendido. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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