Reflexión 27 de Enero

Buenos días.
Los santos evangelios, en sus diferentes pasajes, los conocemos más o menos bien, aun cuando sólo sea literalmente, pero se hace preciso plantearse si el conocimiento que se tiene es real o teórico.
Sabemos que la Sagrada Escritura en su conjunto nos muestra los caminos de la Fe, y los Evangelios más en concreto, iluminan la vida del cristiano, razón por la que es necesario tener muy presente sus consejos.
En los momentos presentes, de tantas incertidumbres reales, de tantos signos que nos van mostrando los hechos, bueno es recordar estas palabras del Señor Jesucristo: “Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre” (Mt 24,42-44).
Ciertamente no sabemos nada, ni la hora que viene el Hijo del hombre, ni la hora en la que ‘salte por los aires’ cualquier situación conflictiva de las que están planteadas, no solo a nivel bélico, sino de todo tipo de desorden posible.
Estar en vela supone simplemente contar con Dios en la propia vida, para dirigirse y gobernarse según su santa Ley, siguiendo también las Promesas que hicimos en nuestro Bautismo.
La persona se acostumbra con cierta facilidad a vivir según plantea la vida y la influencia que ejercen los diferentes poderes fácticos sobre la sociedad, sin darse cuenta de que siempre ella tendrá  la primera y última responsabilidad, ante Dios y ante su propia historia, de cómo se concreta su forma de vivir.
Sigamos los consejos evangélicos y sin ningún tipo de angustia ni incertidumbre, vivamos abiertos a las realidades ante las que estamos, seamos conscientes de todos los avisos recibidos, de todas las alarmas planteadas y de todas las catástrofes que se van sucediendo de forma continuada, para poder vivir en la actitud que nos plantea el Evangelio: “estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”; a ‘la hora que menos penséis’ pasan y pasarán las cosas ante las que para nada conviene estar ni distraídos, ni inmersos en una prepotencia absurda que no nos deje discernir lo que realmente esté pasando.
Mi insistencia diaria para que reces por todas las necesidades de los Hermanos, se hace hoy más insistente por haber comprobado en mí mismo el beneficio de esta oración que os pedía hace dos días; además de daros las gracias os invito a dos cosas, a que no dejéis de rezar, al menos un padrenuestro, por esas necesidades de cada Hermano y a que encomendéis a las oraciones de los demás Hermanos vuestras necesidades, tanto materiales como espirituales. Con María, nuestra Madre y nuestra Guía, todo nos va y nos irá mejor. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid - España
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