Reflexión 5 de Enero

Buenos días.
Esta primera semana del año suele venir marcada por unos días de vacaciones, con la lógica desconexión de los asuntos ordinarios, aunque este año con la presión de la pandemia, lo que se vive es absolutamente conectados a toda clase de noticias que llevan a las personas a una exagerada preocupación por los contagios y todo lo que de ellos se deriva.
Dios es Padre, por tanto no es preocupación; transmite Paz y sosiego, por tanto no es temor, miedo, incertidumbre.
Dios quiere que las personas vivan felices mientras caminan a su encuentro una vez cubierta esta jornada terrenal, pero esta felicidad la persona no la puede encontrar fuera del Amor de Dios, pues la felicidad que hay en el mundo es una felicidad vinculada a elementos materialistas, hedonistas o de cualquier rango que tiene como único soporte al hombre, y el hombre fuera de Dios no es más que lo que da de sí: intereses a todos los niveles, egoísmos que priman el yo personal por encima de cualquier otra cosa, y las ambiciones que sean necesarias para conseguir prevalecer por encima del otro.
Mirando un poco más allá, culminadas las Fiestas de la Navidad, ¿qué harás, qué haremos?
Bien parece que merecería la pena intentar no seguir los patrones que se han traído hasta aquí que no han dado resultados muy satisfactorios: personas atemorizadas, tensión y violencia en la convivencia doméstica y social, casi nula reflexión personal, porque se siguen al dictado unas noticias que muchas veces son contradictorias en un espacio de pocas horas, en definitiva ¿cuál es la conclusión que podemos sacar?
Nadie va a venir a resolver los problemas de tu casa como tú no estés al tanto sobre ellos, para ir aplicando las mejores soluciones. No se puede ni se debe seguir con las inhibiciones ante los verdaderos problemas, sólo porque no me dejan pensar o porque no me tocan de forma directa.
Bueno será, pues, ponerse firme ante el nuevo año que en unos días ya habrá comenzado definitivamente para todos, evitando en la medida de lo posible que la deriva social, moral y religiosa, no nos termine arrastrando a unos caminos sin retorno.
Al Niño Dios que se nos manifiesta en su pobreza real, pídele que venga en ayuda de todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos volvemos a encontrar en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es