Reflexión 22 de Enero

Buenos días.
Ya no pocas veces hemos hablado de lo importante que es el ejercicio de la virtud en la vida personal, pero permitirme que hoy vuelva sobre el tema.
Solamente quiero llamar la atención en una cosa.
Lógicamente, cada día hay que atender, responder y afrontar a muy diferentes cuestiones, trabajos, etc., y a la hora de plantear lo que se ha de hacer se cuenta con los actos de la voluntad que se requieran y desde las actitudes personales que mejor convengan.
Pero hay un medio que no se suele tener en cuenta y que debería estar muy presente, para tener un protagonismo muy especial: Es la virtud.
Cuando la persona va alimentando en su vida la virtud como norma general, y adquiriendo, para poner en práctica, las virtudes puntuales que se vayan precisando, según situaciones, caracteres, etc., entonces avanza hacia el objetivo principal que todos deberíamos tener: el dominio de las propias pasiones y el buen gobierno en todos los planteamientos y actos que se deban hacer.
Piénsalo, todas las virtudes son importantes, pero un cristiano sin una Fe en ejercicio, sin una Esperanza estimulando continuamente una forma de vivir en el agrado de Dios, y sin una Caridad que se identifica en lo que se ve y se palpa, será muy difícil fomentar luego las otras virtudes que se vayan necesitando, no solo para tener una buena convivencia, sino, para, lo que es más importante, participar de la obra que tiene confiada la Iglesia de construir los cielos nuevos y la tierra nueva, donde habite la paz y la justicia.
Así dice San Pedro en su carta: “Pero nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia. Por eso, queridos míos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, intachables e irreprochables” (2 Pd 3,13-14). Y yo agregaría: por el buen ejercicio de la vida en la virtud.
No es tan difícil como parece, poner virtud en cada cosa que haya de hacerse o afrontarse; puedes hacer la prueba.
Virtud también se precisa para hacer la oración de intercesión, que cada día te pido en favor de las necesidades de los Hermanos, que aquí nos encontramos. Te pido que hoy no nos falles.
En este día sábado, María, nuestra Madre y nuestra Guía, nos acoge y nos sostiene, y nos puede ayudar a que comprendamos bien lo importante y, a la vez, fácil que es vivir en virtud. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid - España
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