Reflexión 27 de Abril

Buenos días en la Fiesta de Nuestra Señora la Virgen de Montserrat.
Siempre es muy gozoso celebrar alguna de las advocaciones con las que honramos a nuestra Madre y Guía, la Santísima Virgen.
Pero bajo su patrocinio y su mirada maternal, quisiera plantear una reflexión acerca del pecado, que nadie discutimos que exista, pero que quizá evitamos el pensar o hablar de él, aunque lo sintamos muy próximo, tanto el ajeno como el propio.
Además de saber y conocer lo qué es el pecado, hoy solo quiero hacer notar una característica que suele tener, en mayor o menor grado.
Partiendo de que el pecado introduce en la persona las consecuencias del desorden que supone en sí, hay alguno que llega a condicionar la vida de tal manera, que lo hace de una forma definitiva.
Ciertamente hay pecados que desde el punto de vista humano, se pueden reconocer y reparar, incluso siguiendo la vida como estaba planteada sin mayor apariencia de desestabilización, aunque esto habría también que matizarlo, pero hay otros, que no es así y que arrastran a la persona a tener que plantear las cosas de diferente manera que hasta esos momentos, así como afrontar las consecuencias que conlleve para siempre.
Esta reflexión que os traslado, simplemente tiene la pretensión de que al menos a nivel teórico, te plantees qué es realmente el pecado y sus consecuencias, tu pecado y sus consecuencias, quedándonos hoy solamente en su aspecto humano y en las consecuencias que en sí mismo tiene, porque si lo planteamos desde el prisma espiritual, que podremos hacerlo en otro momento, las consecuencias son mucho peores y en todos los casos, dada su trascendencia.
Alguna vez he referido la frivolidad con que se toman y se viven ciertas cosas, que son importantes e incluso esenciales, por eso no está mal que recordemos todo aquello que es consustancial a la vida humana, al tránsito por la jornada terrenal en el peregrinar diario hacia la vida eterna.
En el deseo de que hagas una parada para pensar en lo expuesto, te pido ya, que reces hoy a la Virgen de Montserrat, para que venga en ayuda de todas las necesidades que tengan los Hermanos que nos reunimos aquí en torno a Ella. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es