Reflexión 14 de Abril

Buenos días.
Un miércoles más nos prestamos al encuentro con San José en este Año dedicado a él.
Y hoy quiero proponeros mirar su vida bajo una actitud que en los comportamientos se hace muy notoria; me refiero a la sencillez, o de otra manera, San José persona sencilla.
La persona sencilla carece de cualquier ostentación que no responda a la realidad de su vida, es natural, espontanea, obra con llaneza, no tiene ni doblez ni engaño en su trato con los demás, y, al fin, se deja dirigir y gobernar por el Amor de Dios y los designios que tiene sobre él.
Así ocurrió cuando se dio cuenta que la mujer, con la que estaba desposado, se encontraba encinta sin haber convivido aún con ella.
Su actitud no fue el revuelo, la instigación, el reproche, al contrario, tomó una decisión cargada de AMOR: ‘decidió repudiarla en privado’ (Mt 1,19), con lo cual le evitaba el castigo de la Ley, recibiendo de inmediato el consuelo de Dios con la revelación del Ángel: “José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1,20-21).
Es verdad que en nuestro mundo y todo el entorno que nos rodea a las personas, no ofrece las mejores condiciones para vivir y practicar la sencillez, pero hay razones muy poderosas para trabajar por ser sencillos, más allá del carácter de cada uno que puede más o menos ayudar o desayudar.
La vida en sencillez tiene todas las ventajas, pues siempre ofrece la oportunidad de callar y esperar a reacciones, que pueden ser contestadas adecuadamente en el momento oportuno.
De la mano de San José, reflexionemos sobre la presencia de esta virtud en la propia vida; es más acudamos a San José para que nos enseñe cómo es y cómo se puede vivir la SENCILLEZ en la propia vida. Santa Teresa siempre dijo que cualquier cosa con la que se acudiera a este Santo Patriarca, encontraría la respuesta más completa y generosa que se pueda llegar a esperar y necesitar.
Y como cada miércoles, te ruego reces a San José, con mucha confianza, para que venga en ayuda de todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. Puedes hacerlo con esta breve y hermosa oración: “San José glorioso, ampara a quien contempla tu pena y gozo”. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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