Reflexión 2 de Abril

Buenos días en el Viernes Santo.
Hoy es el duro día de la Pasión y Muerte por el que transitó el Señor Jesucristo.
Hoy es el día de ADORAR LA CRUZ cuando, celebrados los Oficios de la Pasión del Señor, los Sagrarios queden vacíos y sólo encontremos al Señor en el cruel trono de la Cruz, ante ella, postrados en tierra, digamos: “Te adoramos oh Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz has redimido al mundo y a mi pecador”.
Te dejo el Himno de la Hora de Laudes de este Viernes Santo, para que te ayude a la oración y a la adoración.
“¡Oh Cruz fiel, árbol único en nobleza! Jamás el bosque dio mejor tributo en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza con un peso tan dulce en su corteza!
Cantemos la nobleza de esta guerra, el triunfo de la sangre y del madero; y un Redentor, que en trance de Cordero, sacrificado en cruz, salvó la tierra.
Dolido mi Señor por el fracaso de Adán, que mordió muerte en la manzana, otro árbol señaló, de flor humana, que reparase el daño paso a paso.
Y así dijo el Señor: ¡Vuelva la Vida, y que el Amor redima la condena! La gracia está en el fondo de la pena, y la salud naciendo de la herida.
¡Oh plenitud del tiempo consumado! Del seno de Dios Padre en que vivía, ved la Palabra entrando por María en el misterio mismo del pecado.
¿Quién vio en más estrechez gloria más plena, y a Dios como el menor de los humanos? Llorando en el pesebre, pies y manos le faja una doncella nazarena.
En plenitud de vida y de sendero, dio el paso hacia la muerte porque él quiso. Mirad de par en par el paraíso abierto por la fuerza de un Cordero.
Vinagre y sed la boca, apenas gime; y, al golpe de los clavos y la lanza, un mar de sangre fluye, inunda, avanza por tierra, mar y cielo, y los redime.
Ablándate, madero, tronco abrupto de duro corazón y fibra inerte; doblégate a este peso y esta muerte que cuelga de tus ramas como un fruto.
Tú, solo entre los árboles, crecido para tender a Cristo en tu regazo; tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo de Dios con los verdugos del Ungido.
Al Dios de los designios de la historia, que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza; al que en la cruz devuelve la esperanza de toda salvación, honor y gloria. Amén”.
Finalizo recordando que el día 2 de abril de 2005 fallecía el Papa San Juan Pablo II, que supo vivir y testimoniar la Cruz de su Señor Jesucristo; a él hoy le pedimos su intercesión en favor de la Iglesia Católica y también de todas las necesidades de cada uno de los Hermanos que nos encontramos aquí en torno a María, hoy al pie de la Cruz en el Calvario. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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