Reflexión 3 de Octubre

Buenos días en este PRIMER SÁBADO DE MES, dedicado a desagraviar a la Virgen María de todas las injurias que los pecados contra su Inmaculado Corazón se cometen de forma continuada.
Todos cuantos la aceptamos como nuestra Madre y nuestra Guía, ofrezcamos nuestras oraciones reparadoras y expiatorias en consuelo de su Corazón Inmaculado.
Hoy la Iglesia se fija en un Santo español relevante, SAN FRANCISCO DE BORJA, que siendo virrey de Cataluña recibió la encomienda de acompañar a Granada el cadáver de la Emperatriz Isabel, a la que había conocido en todo su esplendor en la Corte.
Cuando hubo de reconocer el cuerpo, la cara de la difunta estaba ya en avanzado estado de descomposición, ante la que tomó aquella famosa resolución personal: “¡No servir nunca más a señor que se pueda morir!”.
Y a partir de aquí comenzó su auténtica conversión que le llevó a ser Jesuita y tercer Prepósito General de la Compañía de Jesús.
Es una vida muy rica de matices por su historia, de un gran ejemplo y estímulo para hacer camino de santidad.
Es muy importante la llamada que San Francisco de Borja siente al encontrase con la realidad de la muerte, pero no por su hecho en sí misma, pues cabe pensar que vio la muerte muchas veces, pero no quizás el resultado ya inmediato de su desaparición del cuerpo por la lógica descomposición.
Pudo comprender que nadie de la tierra es inmortal, sino solo Dios. Que el Padre Dios creó el alma de cada persona a su imagen y semejanza, que es lo que realmente le da al hombre su dimensión de eternidad y que el cuerpo en el que habita el alma, le ha de servir para hacer el verdadero y único camino que le conduzca a vivir eternamente en el Cielo.
Resumiendo: Las personas harían muy bien si tuvieran presente la finitud que representa la vida humana, trabajando con todo el esfuerzo por hacer un mundo mejor tras de sí, pues ello le conducirá después de la muerte a vivir en la bienaventuranza de Dios por toda la eternidad, pues al fin todos tenemos la experiencia de que los que nos han precedido en el camino de la muerte, dejaron este mundo que siguió rodando como lo continuará haciéndolo cuando cada uno de nosotros acabemos la jornada terrenal.
Es cuestión de reflexionar un poco de sí mismo y tomar actitudes y decisiones.
Reza ya por alcanzar de Dios las Gracias necesarias para ayudar a los Hermanos en todas sus intenciones y necesidades; ¿qué mejor intercesora para ello que María Santísima en este Primer Sábado de mes? AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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