Reflexión 14 de Octubre

Buenos días
Recientemente leí de Santa Hildegarda de Bingen: “Hombre, hazte humano”.
En una primera impresión puede que no cause a uno mucho impacto esta afirmación, pero si se para un poco a pensar resulta ser una fuerte llamada a vivir en la realidad en la que fue creado el hombre por Dios.
El hombre, ser racional creado por Dios a su imagen y semejanza, herido por el pecado original, no siempre sabe sobreponerse a su natural inclinación al pecado, al desorden, a los placeres y a las pasiones del corazón y de la carne, para ser una persona humana.
Entre las características del ser humano están la sensibilidad ante las desgracias de las personas, la comprensión, la capacidad de sufrir con el otro, etc., todo en la consecuencia natural de su relación directa que tiene con Dios, su Creador.
Esta doble realidad posible de la persona, la obliga a tener clara su verdad para poder distinguir lo que es bueno y lo que es malo en sus pensamientos y en sus comportamientos, para de esta forma poder vivir su CONVERSIÓN personal, cuyo único resultado posible sea el ser, para sí y para los demás, FIEL reflejo de su Padre Dios y Creador.
Te INVITO a escrutar una vez más tu corazón, para eliminar en el ejercicio de tu LIBERTAD, todo aquello que no te presenta como la criatura humana que Dios quiere y necesita, en bien tuyo de todos los que te rodean.
Cuando a la persona no le acompaña una ‘humanidad cristiana’, su destino no puede estar en los proyectos divinos de contribuir a la creación de los cielos nuevos y de la tierra nueva que Jesucristo ha de entregar al Padre en su Segunda Venida.
En la 2ª Carta del Apóstol Pedro, 3,11-14, leemos: “Puesto que todas estas cosas van a disolverse de este modo, ¡qué santa y piadosa debe ser vuestra conducta, mientras esperáis y apresuráis la llegada del Día de Dios! Ese día los cielos se disolverán incendiados y los elementos se derretirán abrasados. Pero nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia. Por eso, queridos míos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios OS ENCUENTRE EN PAZ CON ÉL, INTACHABLES E IRREPROCHABLES”.
Con la pobreza que tenemos y somos ante Dios, pedimos ya con Fe al Señor de la Vida y de la Historia, que venga en ayuda de todas las necesidades materiales, morales y espirituales de todos los Hermanos.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid - España
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