Reflexión 20 de Octubre

Buenos días
Otra cuestión en la que conviene insistir para poder reflexionar en los sentimientos y comportamientos propios es el ORGULLO.
Resulta curioso como el amor propio lleva a la persona muchas veces a escudarse en un orgullo, que tantas veces parece hasta infantil.
La autoestima es un valor muy importante, pero no puede pasar de reconocer con sencillez la VERDAD de sí mismo: cualidades, virtudes, entrega a los demás y aquellos valores más específicos que hay en cada persona, etc.
No es necesario ser ORGULLOSO, porque no es necesario sentirse SUPERIOR A NADIE, cada uno vale lo que vale y todos entre sí NOS NECESITAMOS.
Cada uno puede aportar a los otros muchas cosas buenas que necesitan, como de ellos, igualmente, se pueden recibir del bien que tienen y que uno necesita.
El ORGULLO divide, porque a nadie le gusta que le miren por ‘encima del hombro’, porque la persona orgullosa pide, de una u otra forma, que los demás se sometan a sus deseos, intenciones o caprichos; incluso cuando se trata de una relación de disciplina, superior – inferior, cuando el ORGULLO está en alguna de las partes, la relación se hace muy difícil, escabrosa, con gran quebranto de la actividad en la que se esté, llegando incluso a la ruptura, al abandono de esa relación.
Y entrando en la experiencia interior del orgulloso, lanzo unas preguntas:
¿Qué se gana con ser orgulloso?
Rechazo de los demas, más tarde o más temprano.
¿Qué aporta el ORGULLO a la persona para poder sentirse bien consigo mismo, para poder mantener una relación fluida, amable, de mucho afecto y de gran cariño?
Sinceramente, NADA.
En la Sagrada Escritura tenemos ejemplos desde el capítulo primero del Génesis: ¿Qué despertó la serpiente orgullosa en Eva, para hacerla comer de la fruta prohibida?
El ORGULLO de pretender ser como Dios, que es lo mismo que pretendió el demonio (la serpiente) tentando a la mujer.
Es muy delicado este tema que bien merece la pena escrutar en la propia persona, corregirlo, cosa no fácil si está muy arraigado, pero que siempre será posible si se quiere, y, siempre también, arrepentirse y pedir perdón.
Y con espíritu humilde, reza por todas las necesidades de los Hermanos, a María, nuestra Madre y nuestra Guía, que espera tu súplica para alcanzar de Dios Todopoderoso las gracias que sean necesarias. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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