Reflexión 11 de Octubre

Buenos días en el DÍA DEL SEÑOR
El domingo debe ser un día dedicado al Señor, respondiendo al tercer Mandamiento de la Ley de Dios: Santificar las fiestas, que obliga a que sea un día en el que el CENTRO es Dios y, por tanto, todo debe girar en torno a Él.
En nuestra sociedad esto va costando cada vez más entenderlo, de forma que se impone cualquier actividad, deseo o descanso que ignora lo que es la Celebración de la Resurrección de Jesucristo.
Nos cuenta el evangelio de San Lucas, 24,29, que después de concluir la Pasión del Señor, Crucifixión y Sepultura, dos discípulos volvían de Jerusalén a Emaús; dice el evangelio que iban consternados hablando de lo ocurrido, se les acerca Jesús, les pregunta de que hablaban y les interpela por su torpeza en entender lo ocurrido.
Cuando van llegando a Emaús, Jesús hace ademán de continuar, “ellos lo apremiaron, diciendo: Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída. Y entró para quedarse con ellos”.
El Himno de las II Vísperas del Domingo de la Primera semana, puede servirnos para una oración íntima con el Señor Jesucristo en cualquier situación o circunstancia en que nos encontremos.
Dice así: “QUÉDATE CON NOSOTROS, la tarde está cayendo.
¿Cómo te encontraremos al declinar el día, si tu camino no es nuestro camino? DETENTE CON NOSOTROS; la mesa está servida, caliente el pan y envejecido el vino.
¿Cómo sabremos que eres un hombre entre los hombres, si no compartes nuestra mesa humilde?
Repártenos tu cuerpo, y el GOZO IRÁ ALEJANDO LA OSCURIDAD que pesa sobre el hombre.
Vimos romper el día sobre tu hermoso rostro, y al sol abrirse paso por tu frente. Que el viento de la noche no apague el fuego vivo que nos dejó tu paso en la mañana.
Arroja en nuestras manos, tendidas en tu busca, LAS ASCUAS ENCENDIDAS DEL ESPÍRITU; y limpia, en lo más hondo del corazón del hombre, TU IMAGEN EMPAÑADA POR LA CULPA”.
Hermosa ocasión que te da el 'Día del Señor' para rezar a Cristo  Resucitado, por todas las necesidades espirituales, físicas y materiales de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid - España
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