Reflexión 19 de Octubre

Buenos días
Hay temas en la vida de las personas que por mucho que se insista en ellos, nunca será ser reiterativo, ni en extremo ni por machaconería, pues suelen ser cuestiones muy pegadas a la propia condición humana.
Una de estas, llamemos ‘compañeras de viaje’, es la VANIDAD, esa presunción, arrogancia o envanecimiento, que lleva a la persona a confundir la recta conciencia de los valores buenos y positivos que tiene, con una falsa ilusión o ficción de la fantasía, que terminará malogrando todo lo bueno que tiene por derecho.
Ante la persona vanidosa poco se puede hacer, pues mientras ella no caiga en la conciencia de cómo está viviendo, las advertencias que se le hagan resultarán baldías, incluso mal recibidas.
La persona que tiene este defecto y lo deja ir, incluso lo fomenta, se inhabilita para el desarrollo interior de su vida en el Espíritu, de manera que podrá mantener una vida cristiana activa que siempre será pura apariencia, algo sin consistencia y en muchos casos un anti testimonio.
Por todo lo cual, bien merece la pena tener este pecado muy presente en el habitual examen de conciencia, para poder arrepentirse y confesarlo, aunque pueda parecer cosa pequeña.
El gran reto que tenemos los católicos en estos tiempos, aunque sea también común en todos los tiempos anteriores, es VIVIR en GRACIA DE DIOS, para poder estar abiertos al Amor y a la Voluntad de Dios, pues estamos viendo cómo lejos de controlar la situación pandémica, se desborda en la mayoría de los países, en algunos más allá de lo que fue en la primera ola.
Insistamos en buscar la GRACIA DE DIOS e INVITAR a todos cuantos podamos, a mirar al Padre de las Misericordias, y arrepentidos de todos los pecados, clamar su Gracia y su Bendición para que frene estos males y otros mayores que pueden suceder, si no se detiene este ritmo ya demasiado serio que están tomando los acontecimientos.
Pero hoy, no dejes de rezar a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por las necesidades e intenciones actuales y concretas de los Hermanos, que en Ella nos encontramos aquí.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es