Reflexión 3 de Junio

Buenos días
El quehacer humano se desarrolla entre la teoría y la práctica.
Cuando van acompasadas y se complementan, el resultado es satisfactorio, pero cuando se actúa ignorándose la una a la otra, el desequilibrio es notorio y los resultados negativos.
En la teoría se hace el planteamiento de la empresa que se quiera realizar, la práctica demostrará con los hechos si la propuesta era lógica y viable.
Pero el gran problema está en que la “teoría” se construye con reflexión seria, dentro de la lógica y el sentido común, pero no parece que eso de “pensar” sea el fuerte del hombre contemporáneo, si no es para buscar subterfugios en los que primen los egoísmos e intereses, no precisamente del bien común.
Cuando necesitamos ir abriéndonos a la mal llamada ‘nueva normalidad’, nombre que bien parece envenenado, se necesita no que primen los buenos deseos y que por encima de todo se haga realidad aquel triste dicho popular de “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”, sino que cada uno ponga su vida a funcionar en la honradez, la honestidad, en la verdad de cada momento y circunstancia, para poder actuar según muestre cada situación o necesidad que se vayan presentando.
Si no se abandonan los egoísmos a todos los niveles, así como toda clase de pecados, personales y sociales, largos de enumerar, el destino de esta humanidad será malo, que se comprobará sin que tenga que pasar mucho tiempo.
Los avisos se suceden constantemente, pero no se quiere LEER EN LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS, por lo que el resultado será triste y más difícil de superar que lo está siendo este gran SIGNO que ha sido y está siendo el CORONAVIRUS, el Cobid 19, que parece más bonito llamarle así,  pero que “aunque la mona se vista de seda…”.
Napoleón decía que “no se ganan batallas con buenos deseos”, con lo cual quería decir que las batallas o las guerras hay que plantearlas bien, primero en la teoría estratégica para luego poder actuar con contundencia.
Os dejo con el relato bíblico de la conversión de Nínive, que podréis encontrar en el Libro de Jonás 3,1-10, aunque los anteriores capítulos 1 y 2 son muy iluminadores al respecto.
Reza con perseverancia, como cada día, por todas las necesidades de los Hermanos, y con mucha humildad a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por lo que está aconteciendo para que nunca derive en algo peor, sabiendo que la oración más poderosa es el Santo Rosario, como está más que demostrado a lo largo de la historia. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
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