Reflexión 20 de Junio

Buenos días en la Fiesta del INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA.
Ya, a partir de esta fiesta, se puede decir que estamos definitivamente en el Tiempo Ordinario del Año Litúrgico, ya que solamente se irán intercalando alguna Fiesta esporádica del Señor o de María, aunque muchas respondan a las romerías o fiestas locales de los diferentes pueblos.
Antes de ayer recordaréis la introducción que hicimos a esta Fiesta y, sobre todo, el gran significado que tiene el INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA en la salvación de los hombres, por su intercesión constante para que la Gracia de Dios alcance a todos.
María, en su Inmaculado Corazón, se da a todos sus hijos buscando que no se pierda ninguno, pero la ingratitud humana y el pecado impiden que no logre sus deseos manifestados con insistencia en las diferentes apariciones y revelaciones.
El pasado día 13 os ofrecí las palabras de la Virgen María Reina de la Paz en Medjugorge el 25 de mayo; en ellas expresaba muy bien su gran deseo para estos momentos tan serios como graves.
Recordareis que entre otras cosas decía: “REGRESAD a Dios y a Sus Mandamientos, para que el Espíritu Santo PUEDA CAMBIAR vuestras vidas y la faz de esta tierra, que necesita de una renovación en el Espíritu”.
He aquí su gran deseo y nuestro gran trabajo con Ella: que regresen a Dios el mayor número posible de hijos que se alejaron de la Casa del Padre, de la Iglesia, de la Fe.
Vivamos este día muy unidos al CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA y ofrezcámosla lo mejor que tengamos, según sus deseos y nuestra propia situación personal.
Merece la pena hacer cuanto podamos por ayudarla a que muchos de sus hijos alejados vuelvan a la Casa del Padre. Quizá algunos de nosotros podríamos ver la necesidad propia de estar más unidos, más incorporados a la ‘Casa del Padre’, pero en todo caso, tampoco podemos olvidar a los que están fuera de la Casa del Padre y hay que invitarlos a la CONVERSIÓN, para que conozca el gran AMOR DE DIOS.
Concluyo la Meditación, con una Oración de Consagración al Inmaculado Corazón de María, por si te pudiera ser útil en tu encuentro y oración de hoy con Ella.
“Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía, yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón y te consagro mi cuerpo y mi alma, mis pensamientos y mis acciones.
Quiero ser como tú quieres que sea, hacer lo que tú quieres que haga.
No temo, pues siempre estás conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús, con todo mi corazón y sobre todas las cosas. Pon mi mano en la tuya para que esté siempre contigo. Amén”
Hoy deberemos rezar por las necesidades e intenciones de los Hermanos al INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, en la seguridad de ser escuchados. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es