Reflexión 2 de Junio

Buenos días
Ante situaciones difíciles, inciertas, con horizontes confusos, y, sobre todo, si hay alguna razón que lo justifique, la aflicción, la tristeza se hace presente con más o menos intensidad.
La TRISTEZA puede estar justificada por causas serias que la provoquen, pero nunca debe anular, ni tan siquiera apagar la ESPERANZA y, sobre todo, la CONFIANZA en Dios.
En muchas situaciones las personas no saben estar preparadas para hacer frente a acontecimientos que se presentan inesperadamente, e incluso, sabiendo que pueden estar ahí, no se sabe reaccionar convenientemente.
Un ejemplo muy claro de lo que estamos comentando lo vivimos en los meses de febrero y marzo; sólo cuando estalló la crisis del coronavirus fue cuando la mayoría comenzaron a despertar, lo que vino después hasta el día de hoy, todos lo sabemos.
Pues bien, vayamos sacando conclusiones de la dura experiencia que hemos vivido, para reflexionar seriamente sobre lo que tenemos por delante y ajustar el talante con el que deberíamos vivir, para siendo optimistas y positivos siempre, no ser sorprendidos nunca más por situaciones que se puedan presentar.
Quizás la primera conclusión que deberíamos sacar, es el grado de necesidad que tengamos de conversión, de volvernos a Dios, porque las personas de este tiempo son, somos, orgullosas y soberbias, quizás en demasía; creídos de que somos dueños de la historia, de la vida y de la muerte, y de esto el único que es dueño es Dios.
Entonces necesitamos ser un poco más humildes porque ya hemos visto cómo de repente, de un día para otro, como se dice, nos podemos encontrar sin lo que se tenía: un bar para tomar el desayuno…, o lo que es peor, la pérdida de seres queridos, que podría haber sido la de uno mismo.
En la Biblia hay enseñanzas más que de sobra para saber que no se debe vivir de espaldas a Dios, al contrario, como hemos visto en los días pasado, se debe vivir con el Don del Temor de Dios.
Nunca tristes ni melancólicos, alegres y optimistas siempre porque como dice San Pablo: “Sé bien de quien me he fiado” (2 Tim 1,12).
Reza con la seguridad y firmeza que da la FE, pidiendo a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por todas las necesidades de todos y cada uno de los Hermanos que nos encontramos cada aquí en torno a Ella. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es