Reflexión 9 de Enero

Buenos días
¿Quién no conoce el SUFRIMIENTO?
Es algo inherente a la vida humana que SUFRE por las más diversas y variadas circunstancias.
El problema surge cuando la persona NO SABE SUFRIR, y cuando le llega una situación concreta, definida e irreversible de SUFRIMIENTO y de DOLOR sin saber hacerle frente con la MADUREZ necesaria.
SABER SUFRIR requiere que la persona, que conoce de sobra el SUFRIMIENTO, aún en cosas pequeñas y transitorias, tenga conciencia de que este SUFRIMIENTO puede adquirir dimensiones mayores, porque se hagan estables, por cualquier circunstancia, una enfermedad crónica o grave, la desaparición de un ser querido o cualquier otra desgracia que lleva aparejada un gran y largo SUFRIMIENTO, sabiendo estar ante él con serenidad y esperanza.
Cuando en la vida las situaciones se muestran irreversibles, ¿por qué la persona se ha de empeñar en no hacer su vida viable con tal situación?
Ciertamente hay un DOLOR con el que hay que convivir, que no es fácil, pero tampoco tiene alternativas, razón por lo que es la hora de la ESPERANZA, que madura a la persona, y es la hora de la MADUREZ que acepta las cosas tal cual son, enfocando todo lo que acontece con lo que es la ESPERANZA CRISTIANA, virtud teologal que todo creyente debe tener muy en cuenta y vivir según su apertura a Dios, a su Divina Providencia y, sobre todo, a su AMOR.
Saber SUFRIR demuestra en la persona su experiencia en la 'ciencia de la vida'.
Te pido que reces hoy al Señor Crucificado por todos los Hermanos, para que cada uno sepa encarar sus sufrimientos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI 
Madrid - España 
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